—Con tu pareja Bárbara y tu hijo Santino (4 años) están viviendo en Uruguay después de 10 años radicados en Buenos Aires. ¿Cómo tomaron esa decisión?
—En julio del año pasado nos vinimos porque allá estábamos parados. Estaba para salir el programa «La culpa es de Colón», así que la mudanza se dio medio de sopetón. En un principio pensaba que sería temporal: nos veníamos en julio a los pocos meses volvíamos para retornar a mi rutina de antes, que era la de viajar. En los últimos años siempre hice cosas en Uruguay, pero yendo y viniendo algunos días. Ahora sería inviable porque, con los protocolos, me pasarían de cuarentena en cuarentena. Así que por ahora nos quedamos acá.
—¿No volvieron más a Buenos Aires en este tiempo?
—Estuvimos en julio de este año para las vacaciones y para organizar cosas también. Mi casa está toda allá. Cuando nos fuimos, dejamos casi todo. Pero bueno, es lo que tocó.

—Ahora que en Buenos Aires hay cierta reapertura de espectáculos, ¿tenés chances de hacer algo?
—Me han llamado para hacer algo, en especial con miras al verano, para cuando habría una temporada teatral más o menos normal. He hablado, pero por ahora no me animo a cerrar nada porque todavía está entreverado el tema de las fronteras. Cada tanto cambian las medidas y de repente me voy y no puedo volver o al revés. Entonces, prefiero seguir acá tranquilo y veremos qué pasa después.
—Estás viviendo en Punta del Este, ¿cómo tu rutina?
—Sí, pasamos divino. Está muy buena la experiencia de vivir en Punta del Este, algo que nunca habíamos hecho, más allá de venir en algún verano. Ahora estoy metiendo mucho surf, que me encanta. Te digo más: llegamos en julio y después de la cuarentena, por más que era pleno invierno y hacía mucho frío, nos íbamos a la playa. Veníamos de estar encerrados y estábamos desesperados por estar libres. También se extraña un poco Buenos Aires, porque me gusta y además, por la casa. Nuestra casa está ahí.



—Tu mamá, Helena Reffino, también vive en Punta del Este…
—Claro. A nivel familiar estamos muy bien rodeados. Ella está feliz porque tiene al nieto chico (Santino) todos los días. Con Papá también nos vemos muy seguido.


—»La culpa es de Colón» comenzó como un programa para los domingos, alternando los elencos femeninos y masculino y ahora se posicionó con varias frecuencias semanales y buenos niveles de audiencia. ¿Cómo viviste ese proceso en la interna?
—Son de esos fenómenos que cada tanto se dan y por suerte nos tocó ser parte. El programa empezó casi como un programa de verano, pero solito y gracias a la gente se fue generando esa demanda. El Canal nos fue dando más lugar. Creo que el formato nos queda bien a todos. Cuando grabamos el piloto, que fue en marzo del año pasado, al terminar nos dijimos: «Esto estuvo bueno». Sentíamos que se había generado algo lindo. Por suerte se confirmó luego con la gente.
—¿Cómo es la dinámica? ¿Cada uno se prepara su material?
—Hay un equipo de guionistas, con Fernando Schmidt a la cabeza, y cada uno de los chicos arma su rutina. Fernando manda los temas y en base a uno cada uno se escribe. Es un trabajo intenso de cada semana. El material es muy de cada uno y lo manejan muy bien. Entre todos nos damos una mano: si alguien necesita algo, está. No competimos para nada. Lo disfrutamos y hacemos todo en pro del programa y de que la gente se divierta. A veces es difícil lograr esa unión en un trabajo de equipo. En La culpa lo logramos.
—Les ha ido bien un género difícil, como el humor. ¿Qué motivos encuentran? ¿Será por la pandemia que la gente necesitaba un contenido así?
—Quizás sí. Lo hemos hablado entre nosotros. Me parece que la pandemia generó una necesidad de la gente de reírse y salir un poco del bajón. Una de las cosas que acordamos en producción fue no hablar de la pandemia ni hacer chistes sobre lo que está pasando con el COVID. Lo nuestro va por otro lado. La intención es sacar a la gente de tema y lograr divertir un rato.

—Tu hija mayor, Candelaria (19 años) está radicada en Estados Unidos estudiando actuación…
—Sí, se fue en enero de este año. Está estudiando en la academia Stella Adler, que es muy importante allá. Está muy contenta y nosotros desde acá le hacemos el aguante.
—¿Perfila para el humor también?
—Le gusta el humor y la comedia, pero se está formando en todo. Cuando hablamos me dice: «¿Viste el monólogo de tal personaje en Shakespeare?» Y yo le respondo: «No, Cande, Shakespeare, conmigo no». Es un paso muy importante que dio. Se fue sola y ya se armó de su grupo de amigos.



—¿Cómo sigue tu año?
—Con «La culpa» vamos a seguir. Hay un proyecto con el canal para otro programa, aunque por el momento no sé mucho más. Estuve en el elenco de la película «En la mira», donde me tocó un personaje serio: hacía de supervisor odiado de un call center. Me encantó hacerlo porque implicaba salir de lo siempre. Esperemos que se estrene pronto.
—¿Pensaste en hacer algo de teatro en Uruguay o está complicado con el protocolo?
—Sí. De hecho, estamos haciendo shows en el Interior con Leo Pacella. Es la primera vez en un año que subimos a un escenario. Se extrañaba ese contacto con la gente.


