-El mes pasado se conocieron las mediciones de audiencia de radio y Las cosas en su sitio se ubicó como el segundo programa más escuchado de los periodísticos de la mañana, ¿cómo tomaste esos números? ¿Te sorprendieron?
-Honestamente, me sorprendieron. La gente no es muy amiga de los cambios y pensé que la salida de Nacho (Álvarez) iba a impactar más. Pero realmente fue un éxito la fórmula de Iliana (Da Silva) y Juan Miguel (Carzolio). No hay duda de que el producto gustó. Ojalá siga creciendo. Creo que es la misma torta que se repartió de manera diferente y más fragmentada. Son los mismos que escuchan radio; no es que se sumaron oyentes.
-¿Has escuchado la propuesta de La pecera, de Ignacio Álvarez en Azul FM?
-Sí. Nacho anda muy bien también. Un tercer lugar en audiencia para un programa que empezó hace pocos meses me parece muy meritorio. Lo escuché bastante sobre todo al comienzo. Es el mismo programa que hacía en Sarandí llevado a Azul FM. Es un buen programa.
-El que cambió mucho fue Las cosas en su sitio.
-Sí, está mucho más enfocado a lo social y es más plural. Al programa viene todo el mundo del espectro político, cosa que antes no pasaba. Algunos invitados la pasaban mal con Nacho y preferían no ir. En cuanto al humor, las dos incorporaciones de Germán Medina y Diego Ríos me parece que fueron muy acertadas. Me gustan mucho los dos.
-¿En tu caso seguís haciendo personajes?
-Sí, hacemos el zoom de personajes que son una cantidad. Están incluidos los clásicos más alguno nuevo. El que resalta más se llama Bercho Piñón, un corresponsal desde Punta del Este. Lo hacíamos en verano con Jaime Clara, pero ahora está todo el año. Le va bien, aunque personalmente lo odio. Es un imbécil y misógino. Pero funciona.
-Da la sensación que ese tipo de personajes funcionan. Gregorio también tiene algo de aborrecible…
-No tanto. Gregorio está más informado y sólido. La vieja (Irmita) es sólida también desde su lugar. Pero Bercho no tiene nada de eso. Lo único que me gusta es que funciona, por lo que me da laburo.
-La propuesta de Buen día (Canal 4) que integras desde el comienzo va por su segundo año. ¿Cuál dirías que es su distintivo?
-Para mí es el mejor de la mañana. Marca muy bien en cuanto a la audiencia. Básicamente, se trata de la conducción y el resto del equipo. Claudia es muy cálida. Es una mujer que genera una empatía perfecta para la mañana. Inteligente, con carisma…
-¿No te sorprendió ella porque la veíamos en un rol muy rígido en el noticiero de Telemundo?
-Te diría que tuve algo que ver con que ella se soltara. Una de las pocas habilidades que tengo es esa, convencer a la gente de que aproveche mejor su talento. Creo que en parte conseguí que Clau mostrara ese lado más apropiado para la mañana, sacándole un poco el cassette y el tailleur. Es una mujer súper dúctil. El doctor Nogueira también es muy cálido y Jimena es muy completa. Canta, baila, se expresa bien, está muy informada y da muy bien en tele.
-Tu rol en TV está menos ligado al humor…
-Sí. Allí estoy como un observador veterano de la realidad. Al ser viejo, conozco bastante a los señores que nos gobiernan. Tengo memoria, además. Soy como un archivo caminando. Es difícil estando yo que digan algo contradictorio con cosas que dijeron antes. De todos modos, lo que hacemos es un magazine y la idea no es presionar a los invitados. Es de mañana, son las 8:00 y la gente no está para que haya sangre.
-El otro día estuvo Gucci y no pasó muy bien luego de que Claudia García le preguntaran por los trascendidos en redes sobre presunto acoso a mujeres…
-Ahí se juntaron varios factores desafortunados. El Gucci, que está cansado de que le pregunten por aquel run – run de las redes sociales, y Claudia que quería saber. Pero no suelen pasar esas cosas. Fue una excepción.
-Tenés un barco con base en la Marina Santa Lucía ¿Con qué frecuencia estás navegando?
-Todas las semanas. Para mí como programa espectacular. Llevo amigos: pasan bárbaro, me dicen que les encanta. Pero no vuelven. No sé qué pasa: o me mienten o no tienen tiempo.
-Más allá de los medios, te dedicás como empresario al rubro tecnología. ¿Recomendás en este momento comprar un auto eléctrico?
-Creo que está bueno porque genera consciencia. Pero como negocio, como ahorro, no existe. Si comprás un Cherry QQ comparado con el Tesla que vale 80.000 dólares, tenés 73.000 dólares a favor para gastar en nafta. Podés andar toda tu vida y la de tus hijos con esa plata de combustible. Así que lo del ahorro es relativo. Se supone que algún día van a ser más convenientes o empezarán las prohibiciones: desde 2030, en Europa no se van a producir más motores a combustión.
-¿Trabajar con tecnología en Uruguay es complicado?
-Sí y ahora está peor. Por el costo de los fletes. Hay poco contenedor disponible y ahora vale un disparate. Subió de 1.800 a 14.000 o 15.000 un contenedor de 20. En muchos casos vale casi igual el flete que lo que traes adentro. Esta Navidad habrá poco chiche electrónico y lo que haya, estará caro. Y nada tiene que ver la inflación, sino que el costo de traer las cosas se incrementó mucho.