¿Cómo fue que empezaste con la música hace ya 60 años?
Con cuatro años, en mi casa había acordeón, bandoneón y guitarra, pero lo que yo sentía era el acordeón. Ahí empecé a hacer ruido y como era tan grande el acordeón, que me pasaba las rodillas, me acostaba en la cama de mis padres, me ponía el acordeón arriba y empezaba a sonar.
A los seis ya tocaba en un casamiento. En ese momento eran todas las canciones de los Alpes suizos, porque yo nací en Colonia Suiza y me crie en esa zona.
¿Después del acordeón como seguiste, porque también sos concertista de piano?
Cuando tenía siete años más o menos, mi madre compró un piano y ahí empecé también a tocar de oído.
Tomaba todo lo que podía aprender de mi hermana mayor. Luego comencé rudimentariamente a conocer las notas en el pentagrama, no se me escapaba nada.

¿Cuándo comenzaste con el canto?
Bueno a esa edad era solista de los coros, en la escuela. Cantaba el Himno Nacional, el solo del coro y todo así. Después vinieron otros coros. Como yo sabía música venía un maestro muy bueno de Carmelo al que ayudaba a preparar todo en Colonia Suiza, venía una vez cada quince días y entonces ensayábamos. Yo después también dirigí coros, en su momento, pero sin haber empezado a estudiar canto.
Naturalmente, yo cantaba, pero tengo una voz de las más aguda. Era soprano lírico coloratura. La más aguda. Llevaba un, fa, sostenido y en algún momento hasta un sol, pero es una voz muy aguda y esas son las voces más difíciles de educar, porque si no la educas te “rompe el tímpano” chillas, gritas, es muy aguda y metálica.
Ahí empecé a estudiar en Buenos Aires, en el Teatro Colón, con un maestro del Colon, Armando Miotto. Recuerdo que lo encontré en un viaje a Brasil, en el avión y me dio su tarjeta.
Así fue que me conecté con él y empecé a estudiar. Hasta ahí siempre canté solista y en coros, además de concertista de piano. Me becaron en Montevideo en el Conservatorio María Angélica Piola y estuve dos años estudiando allí hasta que cuando me iba a preparar para el concurso internacional me casé y se me terminó la carrera pianística (risas).



Hoy día estás muy relacionada con la música, tanto en Italia donde resides parte del año y aquí en Uruguay. También que cantas en distintas partes del mundo, pero si hay algo clásico de los veranos en Maldonado es tu concierto en la Catedral.
Si, son treinta años que vengo cantando en la Catedral de San Fernando, parece que no, pero es mucho tiempo, y sesenta años que estoy dando vueltas, porque a partir de los años 80 empecé a dar vueltas por todos lados.
En Buenos Aires, no sé qué lugar quedó que no cantara, porque no sólo el teatro, El Globo, el Colón, Café Mozart, sino en distintas localidades como Acassuso, entre otros. Siempre a beneficio de entidades. Por eso a veces la gente me dice que no soy profesional y yo pregunto ¿Para ser profesional tengo que cobrar? Yo en lugar de cobrar donaba mi actuación, incluso para cenas a beneficio de hospitales y muchas otras instituciones.

¿Dónde nace esa necesidad, ese deseo de ayudar a los demás?
Siempre estuvo presente en mi vida, incluso mucho antes de tener las fundaciones. Cuando me casé en el año ochenta y cuatro, vivía en Buenos Aires e iba frecuentemente al Hospital Fernández y al italiano a colaborar.
Después, a través de la gente del Ministerio del Interior, donde teníamos un amigo, conseguí ir la cárcel de menores, de chicas. Fui durante un año a acompañar con la guitarra y las motivaba a cantar. Lo hacían como ángeles, eran jovencitas de catorce y dieciséis años.
Además de los hospitales y la cárcel también iba mucho a la villa 31, donde había muchas carencias y toda ayuda esa buena.
Siempre me hizo sentir bien ayudar al prójimo porque eso es parte de lo que tenemos que hacer como cristianos. No importa qué religión tenemos, pero si abrazamos la fe y tenemos confianza en Dios, sabemos que es lo que Él pide. “Si ayudaste uno de mis pequeñitos, a mí me ayudaste”, dice la biblia y yo siento esa necesidad.




Próximamente brindarás un concierto en la Plaza de Punta del Este. ¿Qué otras presentaciones tendrás?
Si, el nueve de enero estaremos ahí en la plaza de los artesanos, con el Municipio de Punta del Este, que propone muchas actividades culturales y eventos. En esta semana que hay mucha gente me encanta, porque después de dos años que estuvimos prácticamente encerrados, es maravilloso que se pueda salir a disfrutar.
Luego, el 19 de enero, realizaremos el tradicional concierto de la catedral, cumpliendo los treinta años de este encuentro.
Después viajo a San José de Costa Rica, Miami y el 6 de febrero estaremos en la Semana del Mar en la Liga de Fomento celebrando los 60 años con la música.
Hay sorpresas muy lindas, con proyecciones de imágenes de Francia, Italia y Estados Unidos mientras canto un popurri de esos lugares, y algunas sorpresas más.
