En una profesión que mezcla horas de trabajo pero que es gobernada por la pasión, Petinatti tiene claro que no podría hacer el programa que hace sin la participación de una audiencia fiel, pero en constante crecimiento a su lado. Entre descanso y descanso, se hizo un aparte para el diálogo con Portada.
¿Cómo surgió la idea de coronar estos treinta años de Malos Pensamientos en un libro?
La idea de hacer un libro sobre el programa y sobre la historia del programa viene el golpeándome la puerta desde hace muchísimos años.
Incluso cuando arrancó este siglo, varias editoriales querían hacer un libro sobre el programa, pero yo consideraba que todavía falta muchísimo para contar, por eso la idea del libro siempre estuvo rondando y pendiente. Entonces la excusa de cumplir treinta años, que es un lindo número, redondo, nos sirvió para llevar adelante esa idea de llevar al libro muchas de las historias que la gente ha escuchado y contar cosas que la gente no sabe, cómo se forjó el programa y como a lo largo de años fue transformándose en el programa que es hoy.
Treinta años en el aire, con continuo éxito. ¿Qué es lo que pensás que mantiene su vigencia, el interés, la pasión de la gente con “Malos Pensamientos” y con vos? ¿Cómo lo has logrado?
Bueno, vos recién hacías referencia a la pasión de la audiencia y la pasión con la que hacemos el programa, es lo que – creo – que engancha a la gente. Aunque no hay una fórmula mágica, o si la hay, pero no responde sólo a una cosa.
Yo creo que responde a varios ingredientes, en los que puedo destacar la autenticidad, por ejemplo. Yo sé que a la gente le divierte el programa, le entretiene por el humor, pero también por la autenticidad con la que llevamos adelante el programa.
La gente sabe, yo no me disfrazó al aire de tipo divertido. Yo soy tal cual la gente me escucha y el ser auténtico es un plus importante.
Haber sido en su momento el primero que armó una fórmula como esta, también es un dato que no podemos dejar pasar por alto.
Entonces si sumas todas estas cosas, se transforma en una fórmula altamente atrapante. La autenticidad, el humor, el entretenimiento, la originalidad y también saber jugar en esa delgada línea del humor ácido, o decir cosas que la gente no se anima a decir. Pero también saber emocionar, porque el programa hoy no solamente es humor, también es emoción, con muchas historias y con muchas cosas nos hemos emocionado.
Así que yo creo que esa es una fórmula, pero el ingrediente más importante de esta fórmula es la audiencia. Que se anima a decir cosas que en ningún otro programa lo hace o que ni siquiera les cuenta a los amigos.
Está también aquel que sabe jugar el juego de provocar y de provocarme de la misma manera que yo provoco a la audiencia.
¿El libro es un homenaje a la audiencia que te ha acompañado, o inspirado?
Desde la primera página hasta la última es un homenaje a la audiencia. Siempre lo digo y no es una frase hecha: es imposible imaginar este programa sin la audiencia, sin la mejor audiencia del mundo, como la llamo yo. Porque está en todos lados y en todas partes. Si la gente no supiera jugar el juego de esta comunicación que entretiene y emociona, el programa no podría existir
¿Cómo sobrellevas ser exitoso sin creértela? ¿Algo que a quien goza de tu popularidad puede resultarle una tentación siempre?
Creo que me ayudó que yo empecé desde muy joven haciendo esto. Empecé en radio cuando tenía diecinueve años, comencé con “Malos Pensamientos” cuando tenía veintitrés. Desde el comienzo de mi carrera, siempre fui subiendo esa escalera al éxito escalón por escalón. No me surgió de un día al otro, fue un esfuerzo diario, un esfuerzo constante.
Siempre lo tomé con como un trabajo y con mucho profesionalismo, por más que si te apasiona no sentís que es un trabajo, esto es así. Por eso siempre fui muy responsable frente al micrófono y también ante la vida.
Nunca sentí que tenía que creérmela, aunque tuve momentos donde el diablito te hablaba al oído. Tuve momentos donde quizás también me la pude creer, pero siempre con los pies en la tierra, porque hay algo que es valiosísimo para mí, que es saber de dónde uno viene. Así que cuando tenes los pies en la tierra y no te olvidas de dónde venís, más que creértela tenes que ser un agradecido.
Con Got Talent volviste a la TV, que no es un medio ajeno para vos y volviste en plena pandemia. ¿Cuál es tu sentir de esta experiencia y en cuál de los dos medios te sentís más a gusto: la radio o la tele?
Volver a la televisión después de trece años, fue una especie de milagro, pero también fue una especie de premio a la perseverancia, porque supe esperar el momento y el momento surge con Got Talent. Un programa que siempre me gustó como telespectador y que como jurado me apasiona, lo disfruto tremendamente y creo que la gente también lo nota.
Yo siento mucha gratitud por estar haciendo televisión hoy, estar haciendo Got Talent y también Quién quiere ser millonario.
Siento que, al esperar tanto tiempo, volví a la televisión en el momento justo: más adulto, más medido, pero sin dejar de ser el chico de la radio que se divierte todos los días.
¿Qué me divierte más? Me divierten las dos cosas: la radio y la televisión. La radio tiene que ver más con mi esencia, más con mi personalidad, porque ahí puedo ser yo cien por ciento. El medio radio me apasiona, tanto como la televisión, pero si tuviera que elegir algo entre los dos, elijo la radio.
Pero no debería elegir, porque es cómo elegir entre dos hijos. Me quedo con las dos, que suman y no restan.
En estos 30 años y sin entrar en detalles político partidarios, fueron 15 de gobiernos del frente amplio. Muchas veces te pusieron en la mira y te atacaron. ¿Hoy trabajas con menos presión o más libertad?
Yo nunca trabajé bajo presión, en todas las radios que trabajé lo hice con total libertad. Libertad de expresión y de pensamiento. Y si bien en los últimos años, la gente empezó a descubrir que, además de entretener también podía opinar y decir cosas serias. Lo hice porque lo sentía, lo sigo sintiendo y vuelvo a lo que te decía antes: tener un micrófono implica también responsabilidad. Entonces poder expresar mi forma de pensar es muy bueno, pero mejor – también – es darle la oportunidad a la audiencia para que se exprese de la misma manera que lo hago yo. Yo no quiero que la audiencia piense como yo, quiero que la audiencia piense.
Eso es lo que a mí me motiva al hablar, al opinar, al hacer una editorial, pero también al abrir el micrófono, para que la gente se exprese.
A mí me enorgullece que haya gente que piense gracias al programa y me gratifica que haya gente que piense diferente a mí y que pueda expresarlo al aire.
En momentos de grandes cambios en los medios de comunicación y en pleno auge de plataformas de contenidos. ¿Como ves al Uruguay hoy en cuento al trabajo de los medios de comunicación?
Por más que haya hoy infinidad de opciones tecnológicas para que la gente escuche música, escuche cosas diferentes, o vea cosas de todo tipo, y de todas partes del mundo; la gente sigue eligiendo contenidos. Hoy cada vez más la gente no escucha una radio, escucha un contenido de radio.
Por eso, la gente se queda con Malos Pensamientos, porque es genuino, porque es auténtico, porque es original y porque hablamos de las cosas que le pasan a la gente. Entonces la audiencia se queda con contenidos por sobre todas las cosas y en la televisión también pasa eso.
Fijate que la televisión abierta hoy tiene que pelear contra el cable, pero también contra Netflix, contra Disney +, Amazon y una infinidad de plataformas y por eso en la televisión abierta empezó a apostar por formatos internacionales, para tratar de profesionalizar más en la televisión abierta; y la gente está eligiendo también la televisión abierta, más allá de tener otras opciones diversas.
¿Qué proyectos o anhelos tenés para 2022?
Los deseos, anhelos o proyectos no se cuentan, pero si al terminar diciembre 2022 hago algo nuevo y sorprendente te vas a acordar de esta comunicación, donde hay un deseo guardado y un anhelo esperando.
¡Y haremos otra nota sobre esa experiencia!!!!
¡Claro, totalmente!
Después de 30 años de Malos Pensamiento, con miles de historias de encuentros de reencuentros, gente que cuenta cosas insólitas ¿Hay alguna que te haya tocado más profundamente?
Están en el libro de Malos Pensamientos. Todas esas historias que más allá de entretenerlos nos han emocionado están en el libro.
El libro tiene una sección de las mejores treinta manos, donde hacemos referencia a historias que nos sorprendieron y nos emocionaron. Algunas hasta nos enloquecieron. Yo puedo nombrarte infinidad de historias, pero la que más nos llegan al corazón son las que tienen que ver con reencuentros familiares, o cosas por el estilo. Esas que te emocionan más que entretenerte. Hay historias muy ricas desde el corazón, desde el afecto, desde la familia que se han dado a lo largo de los años que si vos la escucha te volvés a emocionar y decís es por acá el camino, hicimos las cosas bien.
¿Dónde Compramos el libro?
En todos los kioscos de diarios y revistas, lo sacamos con el diario El País, porque, le llega a todo el Uruguay en el mismo momento.
Salió el tres de diciembre, pero la gente lo puede pedir al canillita, o al quiosquero que se encarga de conseguírselo.