¿Cuándo comenzaste con el tema del cine?
Estoy con el séptimo arte, y en realidad mi abuelo hizo algo de cine, así que se puede decir que hay un antecedente familiar. Aunque yo comencé haciendo fotos en Montevideo, estudiando con un maestro de fotografía se llamaba Carlos Amerigo, que era de México. Tenía quince años, y era fotografía blanco y negro, analógica, con rollo. El me enseñó a revelar y enseñaba fotografía fija, digamos súper en los orígenes la fotografía con blanco y negro.
Después de eso, me empezó a interesar el tema de la fotografía y de la imagen, me metí a estudiar cine en la Escuela de Cine Dodeca, en Montevideo, una escuela de cine para adolescentes (o sea de quince años hasta dieciocho), empecé bien chico.
En realidad, mi interés por el cine nació mucho antes, porque mi padre, fanático, traía libros de Estados Unidos, es publicista y cuando viajaba a Miami compraba esos libros grandes de mesa, donde veía las fotos de los sets, como eran en el cine americano; John Ford, Chaplin también cine francés de Jean-Luc Godard, todos libros de esa época y yo los miraba e inspiraba muchísimo, me encantaba.

Incluso a los once años, había un examen de inglés del colegio, (esos exámenes que vienen de Oxford, que dan los chicos) y di uno que se llama Trinity, donde tenés que elegir un tema; y el tema era sobre lo que quería ser de grande, lo que querías hacer en el futuro. Con una profe que me ayudó a preparar el examen adoptamos el tema “Yo quiero hacer cine”. Así que hicimos una carpeta de Hollywood, de los orígenes y de la historia del cine. Tenía once años y ya sabía que quería eso. Ahí se puede decir que empezó toda esta historia.
Después vino la experiencia en la escuela de cine Dodeca y luego, en el Instituto Actuación de Montevideo, me puse a hacer actuación, porque quería ver ese lado de la historia, de aquél que era filmado. Yo no sé si quise ser actor realmente, fue como decir; quiero ver que se vive siendo actor. Pensaba ¿Cómo voy a filmar algo, sin saber qué es lo que se siente ser actor? Y ahí más que nunca, quise hacer la carrera de cine, de director, porque veía a mis amigos y los ayudaba a ellos en las obras de teatro.
Me pedían opinión, como si fuera la ronda de crítica, para decir que falta, o que estaba bueno o malo, en definitiva, la tarea de un director. Estaba más del lado de las profesoras, que del lado de un actor. Ahí me fui Buenos Aires a estudiar, hice mi carrera de Dirección de Cine entera, que eran tres años y medio, después la Licenciatura en Cinematografía que era como con un costado más filosófico, como más pesado en lo que es la semiótica y la semiología del cine y también el guión como más profundo. Eso fueron como cinco años de estudio en la Universidad del Cine de Buenos Aires.
¿Cual fue tu primera obra, digamos tu opera prima?
Hice varios cortos desde el primer año, en la universidad, que hasta hoy digo ¿como los recupero? Porque no los encuentro, los perdí en algún disco duro, pero eran buenísimos.
Después gané el concurso curricular de la universidad para filmar un corte en treinta y cinco milímetros, que durara quince minutos y eso me marcó. Ganar fue muy importante, porque en ese concurso universitario te daban latas de treinta y cinco milímetros y con eso filmé un corto (cada lata duraba seis minutos), imagínate lo que teníamos que ensayar para que saliera todo bien. No nos sobró nada de material, no desperdiciamos nada. Filmar en fílmico era un proceso tan riguroso y tan exigente, (no como una cámara digital), tenías que ensayar perfectamente cada toma y el guion debía estar perfecto para que esas latas me duren. Fue una gran experiencia, que salió excelente.

Hemos visto varios trabajos tuyos, y uno de tus trabajos fue premiado, ¿Cómo fue esa experiencia?
En 2020, en Viena, hice como tres cortos durante la cuarentena, cómo que esa situación de incertidumbre me llevó a pensar cómo crear algo artístico, como dar una respuesta a algo que en ese momento no tenía una respuesta.
Pensé que el arte es la forma ideal de dar una respuesta como poética a esta situación, e hice el primer corto, que ganó en Piriápolis. Después hice otro de danza, con una niña que ganó en José Ignacio el premio del público y ese me llevó a Cannes por primera vez. El último, fue en Viena, que en una situación de encierro, de cuarentena, filmé a este personaje, que es un uruguayo que vive allá, que se conecta con su almohada, como ese objeto tan común de la vida diaria para encontrar un puente a los sueños, un puente a la poesía, un puente a otra situación, para poder superar lo que estábamos viviendo en ese momento.
Y bueno, con ese mensaje que no hay límites físicos que puedan encarcelar al alma humana. Por más que había límites políticos, límites sanitarios, el alma humana, siempre está libre de todo eso, si recurre a la imaginación y a la poesía. Ahí fue cuando filmé esto con un formato documental-ficción, porque también tiene ese toque y lo presenté en el festival de Cine de José Ignacio, quedó seleccionado y después ganó el premio del jurado, que me lleva de nuevo a Cannes este año.

¿Como director de cine y como cineasta cual sería tu sueño loco?
Yo creo que en mi sueño ya lo estoy viviendo, estoy en un punto en que – por más que quiero filmar un primer largometraje – quiero seguir filmando películas. Creo que lo más loco es cuando empezás a perder el miedo de que podés vivir de tu arte, de que podés estar en la tierra, en este mundo y podés ser artista, porque lo más difícil es articular tu arte de una forma, que te permita estar en el mundo. Mucha gente piensa que el artista se muere de hambre, o como que es un camino duro. Tal vez porque no es un camino en el que de primera mano tenés un trabajo con salario. Es un camino de independiente, pero que si logras que tu lenguaje salga al mundo, siendo autentico y a la vez articular algo que la gente lo puede entender, que también eso te permita vivir, entonces ese es el sueño más loco.
Creo que de alguna forma ya lo empiezo a experimentar y a vivir de mi arte es como el sueño más lindo que puedo vivir, de a poco lo estoy experimentando.
Imaginemos una película, ponemos un set ficticio que sería el mundo, el planeta tierra y los actores la humanidad. Con el guion hay un problema porque parece que eran varios guionistas y no se ponen de acuerdo. Lo cierto que el escenario y la historia es la salida de la pandemia. Vos, el director de la película, tenés que terminar esa historia, esa película. ¿Qué final le darías y cual sería tu mensaje?
¡Qué tarea! ¿no? Yo creo que es un poco de lo que pasa con la película que hice “Pilow”, que Alexander dice: “los únicos sueños que no se pueden realizar, son los que no soñaste.
De alguna forma creo que pasa algo de eso, que en realidad todo depende del yo, de lo que pasa por cada uno. Dejar de depender de lo de afuera y esperar que una situación política, una situación médica, una situación de un laboratorio, o de la ciencia venga a resolverte la vida, sino que ¿qué haces vos con lo que te plantea el mundo con la crisis mundial que estás enfrentando?
Entonces el día en que el ser humano se conecte con que lo único que lo puede salvar, que es uno mismo, va a haber una solución.
Alexander en la película de Pilow, se encuentra él mismo frente a esta situación, que podría ser horrible, (pues es una persona soltera, con diabetes, de sesenta y cinco años y en una ciudad que está a muchísimos kilómetros de su país natal, Uruguay), pero es un tipo que encuentra un mensaje de esperanza en algo que es totalmente oscuro, encuentra una salida, que es hacer ejercicio, mantenerse dentro de los límites que tiene y nunca dejar de soñar. Nunca dejar de aspirar a algo más allá del ser humano y aspirar a algo más luminoso por más que no parezca que está en ese instante.
Entonces el único final para el ser humano es la conexión con uno mismo y dejar de depender del afuera, para ir más lejos, a encontrar algo más luminoso.

Premiaciones:
– Short Film Corner con su premiada película «Dance for The Apocalypse» (Premio del Público, Festival Internacional de Cine José Ignacio 2021).
También ha creado películas independientes como «El Efecto del Amor», 2013, Mejor Película Experimental, Rojas Fest Bs.As, Argentina – «From Blanes To Klimt», 2016, Selección Oficial VIFF Viena –
«A PRAYER», 2020, (Premio del Jurado, Piriápolis IFF, Uruguay)
Sus piezas fotográficas fueron presentadas en importantes plataformas de arte y diseño como «Gestalten» (www.gestalten.com), e «IGNANT» (www.ignant.com).
En todos sus proyectos la búsqueda principal es lograr una visión artística y poética en cada una de las creaciones bajo su dirección.