Con “Súbete a mi moto” te transformaste en una suerte de embajador del turismo interno, pero además con un estilo muy especial. ¿Cómo surgió esta idea? y ¿Cómo llevas adelante este desafió?
Sí, es verdad. Lo que pasó con todo esto fue que arrancamos haciendo un programa que se llamaba Sin Atajos, que salió por Canal 12 del 2006 al 2008, y que era de viajes, pero a lugares donde había grandes fiestas populares.
Para nombrarte 3 o 4 y que tengas una idea, arrancamos en la Procesión de la Virgen de la Asunción, en Guatemala, después pasamos por los Grammys, por los MTV Latinos, por Pamplona para hacer Sanfermines, pasamos por la Tomatina: un montón de fiestas muy variopintas.
El programa estuvo muy bien, tuvo mucho éxito, Después, me vinieron berretines de productor, así que puse una productora e hicimos como tres o cuatro programas con el canal, durante tres o cuatro años. Al final me abrí de la productora porque no se puede estar en la misa y en la procesión.
Preferí seguir estando en la misa. Ahí el canal me propuso volver a trabajar con la productora que estábamos trabajando antes, con la que hacíamos Sin atajos, y acepté. La primera idea que surgió fue volver a ese programa.
En este momento, alrededor de 2011 o 2012 era muy caro sacar a tres tipos a viajar por el mundo como lo habíamos hecho antes. Entonces surge la idea de hacerlo en Uruguay. Pensamos; en vez de recorrer el mundo, recorremos Uruguay, vamos a los lugares donde hay fiestas y nos pareció genial. Luego vinieron las reuniones de trabajo y todo fue tomando forma.
Primero se nos ocurrió hacerlo en una especie de casa rodante, después, en un auto clásico y terminó siendo una moto clásica, como la Vespa.
Ahí partió todo. Iba a ser un programa por un verano y esta es nuestra 10ª temporada. Lo que iban a ser tres meses terminó cumpliendo nueve años y todavía no se avizora un final.
Al programa le fue muy bien, la gente lo aceptó muchísimo, entonces, para mí significa un montón de cosas Súbete a mi moto.
Sobre todo, porque me pasaba algo loco. Conocía todos los países en Latinoamérica, (menos Bolivia y Honduras). A México fui como 8 veces, a Estados Unidos más de 15, estuve en toda Colombia, Ecuador, Puerto Rico, Costa Rica, Guatemala, pero no conocía Mercedes, Bella Unión, Artigas. Si conocía el interior, pero muchos lugares no y eso me daba como un poco de vergüenza.

Claramente conoces muchos rincones del Uruguay, si te pido que me nombres tres que te hayan cautivado, y porqué, ¿qué me dirías?
Es muy complicada esa pregunta porque el Uruguay tiene, -a pesar de ser un país tan chico- regiones diversas con sus características propias y su belleza propia. Por ejemplo, si uno va al norte del país, Tacuarembó, Rivera, Artigas, vas a encontrar allí una idiosincrasia, un paisaje, una cultura, una forma de hablar, una forma de comer, muy diferente a una ciudad como a Maldonado y Lavalleja por ejemplo, dónde vas a encontrar otra.
Lo mismo si vas a Treinta y Tres, Cerro Largo, que están muy cerca de Maldonado y Lavalleja, pero vas a ver grandes diferencias y vas a encontrar hasta a otra morfología y otras características personales de la gente.
Lo mismo, si vas al litoral: Colonia, Soriano, Fray Bentos, Paysandú, Salto, hay características muy particulares, que también tiene mucho más que ver con lo argentino. Si nos vamos hacia el norte al lado de Brasil, sucede lo mismo.
Muchos dicen que el Uruguay es tan chico que es todo igual y eso es una gran mentira. Porque tiene sus regiones bien diferenciadas.
Así que no es lo mismo un paisaje en el del Valle del Lunarejo en Rivera, que las tierras en Maldonado y Lavalleja o el litoral del río Uruguay. Cada uno tiene su encanto, la meseta de Artigas es un lugar mágico y tiene unos atardeceres que no lo podés creer, como los atardeceres en Colonia. Para mi Colonia es de las ciudades más lindas del interior, pero también me gusta mucho el paisaje serrano. Me encanta Villa Serrana. En Treinta y Tres tenemos la Quebrada de los Cuervos que es otro lugar increíble.
Hay cada rincón, si vos te metes por ríos, arroyos, hay cada monte que son fascinantes
No en vano viene la gente de todas partes del mundo, a visitar lugares que nosotros no tenemos ni idea que existen.
Uruguay es un país muy rico, muy, pero muy, muy rico, y volviendo al tema de la primera pregunta, la mayoría de los uruguayos no tenemos ni idea de las cosas que tenemos en Uruguay, de las fiestas y los paisajes que hay en nuestro país. La mayoría no los conocemos. Acá en el sur nos miramos mucho el ombligo y en eso los incluye a ustedes: Maldonado, tanto como Canelones, Montevideo, somos muy de mirarnos el ombligo y no existe nada más.
Si nos dicen vacaciones, automáticamente pensamos en Maldonado y la Costa Atlántica, Rocha. No te nombro Punta del Diablo, que es mi lugar en el mundo.
No tenemos ni idea de lo que hay en el centro o en el norte del país.
Sin irte muy lejos, el Arroyo Pando, navegarlo en un kayak y arrancar para arriba y te vas a encontrar en el río Santa Lucía. O cuánta gente subió a la Sierra de las ánimas o fue a los Pozos Azules.
Tenemos esta cabeza de “¡Hay que hacer 100 kilómetros, uy!”. Y yo digo: ¿Vamos a pasar la tarde a Colonia? Y te responden: ¡¡¡Pero vos estas mal de la cabeza!!!, A Colonia tenes que ir una semana. ¡Pero no hermano, es una hora y media de viaje desde la capital!
Yo antes vivía en Malvín y ahora me mudé para el Prado. La mayoría de mis amigos viven sobre la rambla y ahora que estoy en el Prado hace como un año y medio que hago fuerza para que vengan a visitarme, no sabes lo que me cuesta. Y hay gente que en el mundo hace dos horas de tren o más para ir a trabajar.

Con todas estas cosas que has hecho y lugares que has conocido, ¿qué es lo que ha sido para vos más enriquecedor de estos años en que has estado trabajando en el programa?
Primero descubrir que esto era cierto, que yo no tenía ni idea, más allá de que yo conocía el país. Pero conocía prácticamente toda Latinoamérica, y no conocía ciudades capitales de mi país y me parecía un poco raro, por lo menos. Y con el programa, lo que me fui dando cuenta, es de que estaba contando la feijoada que se come en el norte, el vino con frutilla de Lavalleja, los distintos tipos de fiestas populares.
Descubrí fiestas increíbles y cuando digo fiestas populares, te hablo de fiestas de cuarenta o cincuenta mil personas por un fin de semana, como en al Lago Andresito. No te hablo de criollas a beneficio de 500, sin despreciar obviamente las criollas que es un lugar donde más nos gusta ir a trabajar. Pero hay fiestas en el Uruguay que son multitudinarias. Y nosotros acá en Montevideo no tenemos ni idea. Como tampoco tenemos idea de lo que es un asado con cuero.
Así que el hecho de haberme Uruguayizado al 100% porque ya después de 9 años te diría, que hay pocas cosas que me puedan llegar a mostrar en el Uruguay que me vayan a asombrar, creo que hice un máster en “Ser uruguayo” gracias al programa y para mí está buenísimo poder llevárselo a la gente, meterse en la casa me parece que también está bueno y es mucho de lo que te agradecen.
En el interior te agradecen que muestres lo de ellos. Y acá en el sur te agradecen – justamente -, que los saques del centralismo sureño y costero del Uruguay, porque hay 200 km para dentro tierra adentro y cosas que no tenían ni idea de que pasaban. Y no están ocurriendo en Japón, ocurren aquí.
Vos, que sos un hombre de medios y que además, justamente tuviste la experiencia de haber puesto tu productora de contenidos en el país. ¿Uruguay apuesta a la producción de contenidos lo suficiente?
Sí, yo creo que sí, hoy más que nunca te diría, ayudado por el contexto. Lo que tenemos que tener claro, cuando hablamos de medios, es que estamos hablando de negocios, porque son empresas. Y las empresas, que trabajan en este rubro, (como las de cualquier rubro) lo que necesitan para ser exitosas, es ganar dinero.
Desde ese lugar a veces la producción nacional tiene su cabida y a veces no.
Por ejemplo, rodar una serie o una miniserie para el Uruguay, una ficción, no tiene mucho sentido, porque vas a perder mucho dinero. Entonces reclamar desde el lugar del trabajador de los medios que se filme ficción en el Uruguay, es como pegarse un tiro en el pie, porque te van a terminar echando para poder hacerla.
Eso por un lado, pero por el otro lado hay una coyuntura donde el entretenimiento ha ganado en la televisión y los canales se han dado cuenta de eso desde hace un tiempo a esta parte, en los medios, o en los canales de televisión, sobre todo, es la compra de formatos para producir en Uruguay.
Te puedo nombrar: La ruleta de la suerte, Cine Uruguayo, Trato Hecho, Poné Play, Pasapalabra, entre otros. Pero la mayoría de los programas que hay en el 10 y en el 12, u Ocho Escalones en el Canal 4, la mayoría son formatos comprados en el exterior de producción nacional.
Hoy te diría que el horario central y la competencia entre los canales, está parada ahora en ese tipo de programa. Se viene La Máscara, Hicieron Got Talent, ahora está La Voz Uruguay. Todos esos programas que son de entretenimiento, son formatos comprados en el exterior, que se producen en el Uruguay y que generan mucho trabajo. La producción nacional está de parabienes, si hablamos de entretenimiento puro y exclusivamente, y es lo que está ocurriendo en el mundo.

Todos tus programas tienden al humor, a arrancar sonrisas. ¿Es una tarea sencilla? Porque todas las personas tenemos días, en que no estamos muy arriba.
Pues nos pasa lo mismo a todos, porque con el simple hecho de que somos seres humanos, a veces estamos súper bien y otras estamos súper mal.
Lo que sí te digo es que mi naturalidad es esa, digamos. La gente que me conoce te va a decir que soy un tipo bastante “rompecocos”, por decirlo en términos correctos. Pero también me ha pasado, como a todos, de tener un problema determinado y no estar de humor. Pero soy un tipo que trata de ver el medio vaso lleno y no medio vacío.
¿El uruguayo se ríe de sí mismo?
No, el uruguayo, se ríe de los demás. Incluso, también puede ser de otros uruguayos, pero no de él. Nosotros acá en el sur nos podemos reír de otros, de los del norte, este o el oeste y así con todos. Pero nunca los del este se van a reír de los del este, ni los del sur nos vamos a reír de nosotros mismos. El uruguayo es bastante careta.
No le gusta reírse de sí mismo, le gusta mucho reírse de los demás. Cuándo hay que mirar para adentro, es bastante complicado.
¿Cómo combinas tus actividades con la pasión por el deporte? Porque empezaste como periodista deportivo…
Bueno, tampoco le voy a echar la culpa a mi trabajo de que ya no juegue más al fútbol. Eso es culpa de la vida, que avanza y avanza. Es culpa del almanaque más bien.
Pero, me gustaría ir mucho más al estadio de lo que puedo ir a ver fútbol, me gustaría ir mucho más al basquetbol de lo que puedo ir. El tema es que mi trabajo ya desde hace 10 años a esta parte, me saca de mi casa.
Yo se que a todos nuestro trabajo, nos saca de nuestras casas, pero 8 horas, no 48, ni 72 o un mes, como me puede pasar a mí. En el último mundial, cuando fuimos a Rusia estuvimos un mes fuera de casa y a mí me saca todos los fines de semana, desde hace 10 años y a veces, algún día entre semana también.
Por ese motivo, cuando no trabajo, se me dificulta mucho salir de casa, ¿entiendes lo que te digo? Es como que me “abiche” un poco y lo que disfruto
es salir al almacén, ver una peli, comer pan casero, como el que está haciendo mi mujer ahora de masa madre, mientras le enseña a hacerlo a mi hijo.
Por el trabajo hay muchas cosas que me pierdo, como los cumpleaños que se festejan los fines de semana, las reuniones de amigos, los partidos fútbol, que todo ocurre los fines de semana. Yo tengo libre lunes y martes, cuando todo el mundo está de mal humor porque empezó la semana. Y cuando todos están de fiesta porque llego el viernes, yo pienso; mañana ya me voy y vuelvo el domingo, estoy un poco a contrapelo de la gente. Este es uno de los inconvenientes que tiene este trabajo, pero bueno, ningún trabajo es perfecto.
¿Le temes a las etiquetas? Por ejemplo, ¿qué te señalen como partidario de un partido político o de otro?
No, ya a esta altura de la vida no. Yo comencé a laburar en este negocio en el 99, hace 22 años, trabajando todos estos años en radio y televisión, ¿no?
Y en un momento entendí, no me preguntes cuándo, como a la mitad del camino entendí que, en este negocio uno no le puede caer bien a todo el mundo.
No tiene ningún sentido que vos esperes caerle bien a toda la gente, porque eso es imposible. Cuando logras una masividad, o una popularidad determinada es muy difícil. Entonces, a partir de ese momento, es cuando entendés que algunos te van a amar y otros te van a odiar, y – como digo siempre – algunos van a pensar que sos un genio y otros pasaron a pensar que sos un tarado; pero vos no te puedes creer ninguna de las dos cosas.
Primero, porque no soy ningún genio y tampoco soy ningún tarado, ningún tarado tiene un programa de televisión 10 años, y hace 20 años que trabajo en este negocio.
Cuando vos entendiste eso, las etiquetas que te ponen, ya te resbalan.
Yo trabajo y me encanta que el programa se mire, y que tenga popularidad, pero no me puedo hacer cargo de todas las etiquetas que la gente me pone.
Yo escucho una frase dos por tres, que es: “No sos tan simpático como en la tele”. Y cuando tengo tiempo, trato de explicarle a la persona que me dice eso, que es imposible que 24 horas, 7 días a la semana, maneje los niveles de energía que manejó en televisión, es imposible. No hay un cristiano que lo pueda hacer, no hay, no existe en el mundo. El tema es que lo que la gente ve es sólo eso, ve una hora de vos y piensa que sos eso pura y exclusivamente.
Y no es que yo no lo sea, como te decía hoy, no es que no sea un tipo positivo, pero a veces me duele el estomago, o me peleo con mi mujer, soy un ser humano, no un robot.

¿Cómo llevas tu día a día? Porque la gente te reconoce, te deben saludar, pedir una selfie…
Sí, pero todo tiene su momento. Recibir el cariño de la gente, es de las mejores cosas que te puede pasar en la vida, ir por la calle caminando y recibir cariño de gente que no conoces, es maravilloso, sólo este trabajo te lo da.
Está buenísimo eso. Y si me piden una foto me piden un autógrafo, se paran para charlar conmigo para preguntarme dónde está la Jessy, me preguntan mucho por el perro, yo soy muy de caminar con mi perro, todas las mañanas y me dicen “Pero este no es el Indio!” Se generan diálogo muy divertidos, y todo eso a mí me encanta.
Pero como te decía, no es lo mismo que me pidan una foto si yo estoy paseando con el perro que si me piden una foto si estoy haciendo una nota.
Por ejemplo, estoy hablando con alguien, estamos grabando y necesito sacar algo de esa persona que rinda – televisivamente – y eso no surge, así como por arte de magia. Lo tenés que ir viendo hablando con la persona, generando un clima, hasta que surge lo que tiene que surgir.
Entonces si estoy en el medio de ese trabajo y vienen alguien a tirarme de la campera, a pedirme que me saque una foto, a mí ese momento me va a interrumpir el trabajo y en algún punto a perjudicar. No lo voy a tomar igual que la foto que me piden cuando estoy tranquilo y no estoy trabajando.
Recibir el cariño de la gente es genial, pero trabajar entre la gente no es lo mismo que trabajar en un estudio de televisión, donde todo está controlado. Yo trabajo en lugares donde, por lo menos hay 200 personas y a veces hay 40 mil.
Por eso a mucha gente le puede parecer que no soy tan simpático como en la tele, pero cuando tengo tiempo de explicar esto lo explico y a hay gente que se queda con esa sensación.
¿Te ves con otros proyectos en radio o tv?
Sí, proyectos hay. Hemos hablado con las autoridades del canal a fin de año y ahora estamos retomando esas conversaciones, para ver donde ellos me necesitan y demás. Proyectos nuevos de los que lamentablemente no te puedo contar nada, pero son para la televisión.
Por otro lado, Súbete a mi moto no para, sigue.

Muchos piensan que los sueños, los anhelos, que se transforman en proyectos pueden cumplirse en la vida. ¿Cuál sería tu anhelo para este 2022?
Respecto a los anhelos, toda mi vida desde que tengo uso de razón o desde los 12 o 13 años, quise viajar por Latinoamérica.
Lo terminé haciendo a los 30 y pico, con un programa de televisión. Entonces, si te creeré que los deseos se transforman en proyectos y que los proyectos en grandes realidades, que a veces cambian muchísimo la realidad que venís viviendo, que es lo que me paso a mí.
En ese marco, yo siempre quiero viajar, seguir viajando y ahora hace mucho que no lo hago. La última vez creo que fue para el Mundial de Rusia. No recuerdo si después me tome alguna vacación, creo que no, pero para mí viajar es necesario, es como una necesidad.
Tengo un montón de lugares que todavía me gustaría conocer, que vi interrumpidos los proyectos por la pandemia y me gustaría retomarlos.
Siento una necesidad imperiosa de ver la Aurora Boreal y cómo eso, te podría hacer una lista de de 40 países que me gustarían visitar, por determinados motivos, o en determinada fiesta. He ido muchas veces a México, pero nunca coincidió con el día de los muertos que es otra gran fiesta que me encantaría poder vivir.
Mi anhelo siempre es viajar y tomar mis vacaciones en Punta del Diablo, soy bastante económico, no tengo grandes sueños, pero son bastante realizables, y eso está bueno.