¿Qué recuerdos tenés de tu infancia, de tu adolescencia, los amigos, los estudios, la escuela, el barrio?
Muy lindos. Fue una infancia preciosa, me crié con mis padres. Cuando tenía seis años se separaron, tuve una infancia compartida entre mi mamá y mi papá. A mi mamá, lamentablemente, le tocaba que estudiara con ella y con papá eran los fines de semana, más diversión y hacía más relajo. Fui al Colegio Alemán toda la vida. Después fui a los Maristas y gracias a Dios, tengo grandes amigos que sigo conservando hasta el día de hoy. Y la adolescencia igual.
¿Y ya en ese momento sentías una inclinación hacia la música y lo artístico, o eso se despertó más adelante?
Esa fascinación por la música me acompañó toda la vida gracias a mi padre, que fue quien me enseñó. Él es un gran músico, yo lo admiré siempre y lo sigo admirando. Me mostró lo que es el dixieland, lo que él tocaba con «Los Hot Blowers». Así que fui creciendo con eso, lo escuchaba todo el día. Y él me decía «acordate de los solos». Me hacía nombrar los instrumentos y recordar los temas. Luego me incliné a la música clásica, pero los dos estilos me encantan. La pasión por la música es de toda la vida, desde que soy chico.
¿Cómo fue crecer con dos padres artistas? ¿Eso marcó de alguna manera para que tu camino vaya hacia lo artístico?
En realidad no. Creo que es algo que uno tiene adentro y punto. No es que ves a tus padres y decís «ah, yo tengo que ser artista porque mis padres lo son». Fue algo que se dio así, en realidad nunca lo pensé.
¿Cómo es tu relación hoy con tus padres, al día de hoy que ya sos independiente?
Muy buena, tengo una excelente relación con los dos. Los amo con toda mi alma. Son las personas que más amo en esta tierra. Y gracias a Dios me llevo muy bien con ellos dos y los respeto mucho.
¿Cómo fue que de pronto, dentro de la música, que es un amplio espectro, te decidís por el piano?
Yo arranqué a tocar el piano, tomé dos años de clase de piano a los ocho años. Mi padre me dio un piano, el mismo piano que tenían en la banda de Los Hot Blowers. Toqué dos años y después dejé porque quería divertirme y jugar como todo niño. Pero, por suerte, ahí aprendí a leer y aprendí un poco de articulación. Más adelante, a los 16 volví a retomar.
¿Sos un músico en general natural, auditivo, o sos de los que se rigen estrictamente por las partituras? ¿Te gusta improvisar o componer?
Las dos cosas. Me parecen las dos cosas importantes: la lectura y lo intuitivo. Respecto a componer, lo hago desde que toqué la primera tecla en el piano y hasta el día de hoy. Además, puedo estar horas improvisando, pero la otra parte me parece muy importante y me encanta también.
Sabemos justamente de tus comienzos con el dixieland, con ese tipo de música. ¿Cuándo es que se despierta en vos la pasión por la música clásica y por qué? ¿Qué es lo que te seduce de esta música?
Cuando retomé los estudios de piano a los 16 años, comencé con una profesora que se llama Laura de Armas, que es clavecinista, y ella, capaz que «sin querer queriendo», me hizo amar a Johann Sebastian Bach, que es mi compositor favorito y el mejor compositor de todos los tiempos. Sin él no habría música.
Dicen que Johann Sebastian Bach es además el fundamento de lo que es el estudio de la armonía en la música. ¿Te gusta estudiar armonía?
Exactamente. El rey del contrapunto, de la fuga y de absolutamente todo. Me encanta estudiar todo ese tipo de cosas. Soy un obsesivo por todo eso, me encanta.
¿Algunos otros autores de la música clásica que te gusten, que lleguen a tu sensibilidad?
Es que en realidad Bach es el mejor músico de todos los tiempos, pero no es mi compositor preferido para piano, porque en la época de Bach no había piano, había clave, clavecín o el órgano. Él fue un excelente compositor para órgano, un excelente compositor de corales para orquesta. Pero para piano, mi preferido es Schumann. Me encanta Chopin, pero me quedo con Schumann.
¿Tenés algún intérprete, algún pianista de renombre internacional que te guste?
Sí claro, tengo varios. Martha Argerich me parece una genia, la admiro profundamente. Y después, Grigori Sokolov, un pianista ruso muy bueno.
¿Cómo fue que encaraste tus estudios de piano? ¿En qué momento decidís hacerlos y cuántas horas te lleva por día poder seguir esa performance?
Me decidí a encarar realmente a los 18 años, ahí comencé a estudiar. Y siempre me llevó unas cinco horas por día, que es lo que practico al día de hoy.
Además de ser concertista de piano, ¿te interesaría ser director de orquesta?
Claro me encanta, pero me gusta más el piano. Pero me encanta la dirección orquestal, como también la composición. Me fascina todo en realidad, porque un músico completo abarca todo.
¿Cómo afectó la pandemia, ese impás que hubo a nivel internacional, tu vida, tu carrera y tu estudio musical?
En realidad a mí me vino bárbaro, porque me pasaba encerrado tocando el piano. Sé que fue un momento horrible para la humanidad y lamento la cantidad de muertes y afectados que hubo, pero a mí en ese aspecto, para mi carrera, me vino bien ese tiempo de introspección y concentración y supongo que a otras personas también.
Sabemos que recientemente estuviste en Barcelona por tus estudios de música. ¿Vas a volver a Barcelona? ¿Qué estás haciendo allá?
Bueno, cumpliendo un poco el sueño de muchos músicos, que es poder trascender las fronteras del país, incluso del continente, para ir a Europa, por ejemplo, a capacitarse. Allá voy a hacer un máster con un pianista muy bueno que se llama Mijael Davidoff. Es un máster de un año en el Conservatorio Liceu. Fue una experiencia hermosa, muy difícil, más que nada porque yo fui a dar dos pruebas (teórica y práctica), pero para la práctica uno necesita un piano. Los pianistas ensayamos todos los días (el que dice que no ensaya todos los días es porque te está mintiendo). Pero es difícil allá para los pianistas, porque tenés que ir, conseguir una sala, y todo eso sale plata. Vas ahorrando de otras cosas, casi que al final solo vivís en la sala. No es tan fácil como uno cree. Pero para músicos de otros instrumentos es más sencillo. Por ejemplo, si tocas violín, solo necesitas encontrar una habitación. Pero para los pianistas y los que tocan batería se complica. Pero está bueno ir para allá porque te abre la cabeza y para la música clásica es un mundo totalmente distinto.
¿Y este próximo viaje que vas a hacer está relacionado con el máster?
Sí, por eso me voy a Barcelona por un año y ojalá que más tiempo, también.
Podrías decir que tu pasión absoluta en la vida es la música.
Sí claro, efectivamente sí.
Entonces, cuando tenés una pasión tan marcada por algo como la música, que lleva tanta dedicación y tanto tiempo, ¿se dificulta el poder sostener relaciones? Y cuando hablamos de relaciones, nos referimos no solamente a las amorosas, sino también las relaciones de amistad, incluso las relaciones con la familia.
Claro que sí. He faltado a un montón de cosas importantes con los afectos. Incluso van a venir más: cumpleaños, navidades, año nuevo. No he ido a un montón de cosas simplemente por tocar el piano. Tal vez yo estoy mal, seguramente lo esté y que sea una obsesión que no está bien. Y es muy gracioso, si lo ves de afuera. Creo que era Chaplin que decía que la vida es una tragedia a corto plazo, pero si la ves de afuera es una comedia. Y esto es un poco así. Pero sí, dificulta, claro que sí.
En los momentos en donde no estás estudiando, practicando o trabajando, ¿qué música te gusta escuchar cuando estás relajado, querés un momento de descansar la mente?
Escucho mucha música clásica, porque escucho lo que toco todo el tiempo, para ver qué es lo que me falta y conocer cosas nuevas. Pero también hay algunas noches que se me da por escuchar tango. Gracias a Dios tuve un padre con un oído increíble que me enseñó lo que es el tango y me encanta. Escucho a Edmundo Rivero, que vino con el Trío de Oro acá a Montevideo, con las Guitarras de Oro. Así que también escucho tango, además del dixieland y música clásica.
¿Es verdad que tocas con guantes?
Ahora ya no, pero en un momento estaba «re enfermo» y tocaba con guantes.
¿Tenés redes sociales?
Sí, tengo. Después de la pandemia me hice redes y subo cosas de piano.
¿Cómo te gustaría verte de aquí a 10 años?
Me encantaría ser un concertista de piano, estar viajando por donde me llamen y donde quieran escucharme, y estar interpretando a mis compositores favoritos.
¿Algún proyecto específico en vista que quieras compartir con nosotros?
De verdad que lo que mas me interesa es estudiar. Y ahora en Barcelona, que hay mucho estudio de grabación, me gustaría grabar los 24 Estudios de Chopin, los Scherzos, las Variaciones Goldberg, o los preludios de Bach. Todos esos son proyectos que tengo, que quiero hacer en estos años.