Reorientado por Bielsa y apoyado por Klopp, el goleador de Uruguay brilla luego de una primera temporada complicada en Liverpool. Este fin de semana la FIFA publicó un extenso artículo dedicado al uruguayo.
En algún momento del partido entre la Selección argentina y Uruguay, en noviembre del 2023, por las Eliminatorias sudamericanas, Nicolás Otamendi y Cuti Romero parecieron darse una mirada cómplice después de correr desde atrás e intentar recuperar terreno por quinta o sexta vez consecutiva: esa noche en la Bombonera, marcar a Darwin Núñez era poco menos que una tortura.
La obra maestra de Marcelo Bielsa ante el campeón del mundo tuvo un plan claro (un equipo muy corto, con poco espacio entre los centrales y los delanteros; presión más que intensa y velocidad para atacar ante la recuperación de la posesión) que se concretó por varios rendimientos individuales altos, pero Darwin dejó un sello difícil de borrar.
Cuando la Celeste necesitó escapar del ahogo, salió con desplazamientos largos hacia su centrodelantero. Cuando corrió a la par de Romero y Otamendi, mostró una diferencia física que llamó la atención.
Les ganó casi siempre. En los momentos en los que el equipo precisó usarlo como rueda de conexión, soportó el juego de espaldas al arco, pivoteó, giró para ambos perfiles, cuidó el balón. Y cuando necesitó generar espacios a la línea de mediocampistas, especialmente de Nicolás de la Cruz, el interno más adelantado, y los dos que iban por fuera, Pellistri y Araújo, profundizó con diagonales y carreras que produjeron movimientos o sectores atractivos para que sus compañeros pudieran ser agresivos.
A los 24 años, parece tener el repertorio completo de un delantero centro. Por eso Bielsa no dudó cuando, en las primeras convocatorias, dejó afuera a los históricos Luis Suárez y Edinson Cavani de la Selección de Uruguay. Una de sus primeras tareas fue llamarlo y sugerirle algunos movimientos extras, especialmente lo de buscar pelotas a la espalda del segundo defensor central. Por eso Jurgen Klopp nunca dudó cuando Liverpool invirtió 85 millones de euros para el joven que llegaba de una temporada brutal en Benfica de Portugal, con 34 tantos y cuatro asistencias en 41 partidos.
Pero millones de aficionados sí hicieron sonar las alarmas. Se preguntaban por qué no hacía tantos goles, pero especialmente por qué fallaba desde lugares que parecían tan fáciles. Una cadena de jugadas desafortunadas lo ubicaron en una extraña posición de desvalorización que acompañaba a una temporada complicada para Liverpool, que finalizó quinto en la Premier League y fuera de la Champions League ante el Real Madrid con un resultado global de 6 a 2 en los octavos de final.
Pese a los virales de goles fallados, la primera temporada del uruguayo terminó con números sólidos, con 15 goles y cuatro asistencias.
En ese período, algunos elementos del juego de Darwin quedaron olvidados bajo el radar público. Sin embargo, no son detalles menores. El uruguayo, que puede ubicarse naturalmente entre los defensores centrales pero también -gracias a su velocidad- ser ubicado como un extremo por izquierda, es un permanente generador de jugadas para él y sus compañeros. Como número 9, le sale natural ubicarse en el área contraria y definir desde ahí pero también tiene un potente remate desde afuera que cada vez usa más. En esta temporada, ya superó la marca de la anterior en goles y estadísticas. Y va por más.
«Ha hecho absolutamente más que una correcta primera temporada, pero tenía que adaptarse. Eso ya lo hizo y ahora está ajustando el juego al equipo. Le encanta jugar para Liverpool y, para ser honesto, la calidad le sale de los oídos», dijo Klopp tras la gran actuación del uruguayo ante Sporting Praga, por la Europa League, en la que anotó dos tantos.
Y agregó: «Vive cosas que le pasan a todos los delanteros, de repente no marcan y luego anotan seguido. ¿Está en su apogeo absoluto? Para nosotros no. ¿Podrá seguir desarrollándose? Sí, sin dudas. Es un chico maravilloso».
Uno de los grandes proyectos de Bielsa en Uruguay tiene que ver con la renovación generacional. Varios históricos como Cavani (36 años), Sebastián Coates (32), Fernando Muslera (37) y Diego Godín (ya retirado, 37), no están más y el equipo se basa en una base que representa juventud y proyección. Ronald Araújo (25), Manuel Ugarte (22), Federico Valverde (25) y Núñez (24) son el corazón del equipo.
«Nadie que no está maduro y muy fuerte mentalmente puede asumir jugar a ese nivel en uno de los cinco mejores equipos del mundo», dijo Bielsa.
Lo deslizó Klopp entre medio de los elogios. Necesitaba adaptarse. Con un poco más de un año en el Liverpool, el uruguayo regala festejos como los que solían otorgar algunos históricos, como Sadio Mané, Firminho o el propio Suárez, pero con una versatilidad casi inédita. Incluso la llegada de algunos jugadores, especialmente el argentino Alexis Mac Allister, lo potencian aún más.
«Debo aceptar que hoy tengo por delante uno de los mejores delanteros del mundo», dijo el propio Luis Suárez, que volvió a la convocatoria en noviembre. «Lo que tengo que hacer es disfrutarlo e intentar ayudar en lo que me toque. Todos los uruguayos nos tenemos que parar y aplaudir cada cosa que hace Darwin. Es admirable».FIFA.COM