Las perspectivas económicas de la región sugieren una recuperación gradual, con un crecimiento proyectado del 2,3 % en 2024 y del 2,5 % en 2025. Si bien los efectos persistentes de la restricción monetaria previa continuarán influyendo en el crecimiento a corto plazo, se espera que su impacto se atenúe.
A medida que la inflación disminuya, se prevé que los bancos centrales bajarán las tasas de interés, lo que reducirá los obstáculos al aumento de la inversión.
Las proyecciones específicas para los países son dispares. En el caso de Brasil, se prevé que el crecimiento se desacelerará al 1,5 % en 2024, pero en 2025 se recuperará y se ubicará en el 2,2 %, de lamano de la baja de la inflación y de las tasas de interés. Por su lado, se prevé que la economía argentina se recupere y se expanda un 2,7 % en 2024 y un 3,2 % en 2025, tras la sequía de 2023.
Las proyecciones de la economía nacional superan el promedio regional. El organismo prevé una expansión del 3,2% para 2024 y de 2,6% para 2025. Respecto a las estimaciones realizadas en junio del año pasado corrigió al alza el crecimiento de Uruguay para este año en 0,4 puntos y en 0,2 puntos para el año próximo.
En el desglose por países de América del Sur, para este año el Banco Mundial sostuvo que solamente la economía paraguaya crecerá por encima de la uruguaya con 3,8%. Para 2025 la proyección mayor es para Colombia (3%), Argentina (3,2%) y Paraguay (3,8%).