Florian Henckel von Donnersmarck es el guionista y director de una de las películas alemanas más galardonadas de la historia del cine de ese país, que la hizo merecedora de un Oscar en 2007 al mejor film de habla no inglesa. Se trata de La vida de los otros, cuya trama se refiere a la vida de un agente de la Stasi (policía secreta de Alemania Democrática), que espiaba a los círculos intelectuales de Berlín Este.
La película se estrenó en marzo de 2006, pero la historia está ambientada en los años previos a la caída del Muro y conmovió al mundo. El agente controlaba qué decían y cómo vivían los sospechosos de querer desestabilizar al régimen comunista, a través de micrófonos ubicados estratégicamente en el departamento donde habitaban.
La vida de los otros sirve como parámetro para explicar un fenómeno que se ha vuelto recurrente (y agravado) en esta pandemia. Tiene que ver con las horas dedicadas a mirar el celular, para revisar las redes de gente conocida y nueva gente por conocer (influencers). Es un hábito que se ha hecho recurrente en todos los países que atravesaron extensas cuarentenas.
Según reporta un informe de la BBC news, sólo en Reino Unido en junio pasado, los adultos estuvieron en promedio una cuarta parte del día usando internet, de acuerdo a datos de la Ofcom, la autoridad estatal que regula los medios de comunicación en ese país. Mientras que una encuesta global al comienzo de la pandemia descubrió que el 40% de los usuarios pasaba más tiempo en redes sociales.
Es que la vida de los otros siempre genera curiosidad, independientemente de las épocas. Lógicamente, las redes sociales (Instagram, Tik-Tok. Snapchat, Facebook) hicieron su trabajo y eso agravó el interés por la vida de otras personas parece estar alcanzando nuevos niveles.
Aunque puede parecer algo indiscreto este impulso puede no ser algo malo. En momentos como estos, cuando los comportamientos y las normas no tienen precedentes y están evolucionando, observar a otras personas puede ayudarnos a procesar cada altibajo de la pandemia, e incluso a aprender a adaptarnos. «Siempre estamos mirando al ‘otro’ porque somos seres con historia, porque le damos sentido a nuestras vidas en relación con los demás», resume Anne Chappell, profesora titular de la Universidad Brunel de Londres.