Cinco millones de personas salieron a las calles para recibir a los jugadores de la selección argentina. El festejo superó al operativo de seguridad previsto en la ciudad de Buenos Aires y obligó a cambiar el itinerario del ómnibus que trasladaba a la delegación en varias oportunidades. Tras la celebración, se reportaron detenidos y varias personas heridas, entre ellas, efectivos policiales.
En las inmediaciones del Obelisco se registraron incidentes tras un enfrentamiento que se inició cuando los oficiales intentaron bajar del histórico monumento a las personas que continuaban en su interior. Los policías fueron atacados con piedras y botellas, al tiempo que respondieron con el disparo de balas de goma.
Se registraron roturas en locales comerciales, daños en espacios públicos y hurtos de diversa índole, según el informe de las autoridades. En imágenes que mostraron los diferentes medios de comunicación se vio gente arriba de carteles, semáforos, luminarias, techos comerciales, marquesinas, puestos de diario, puentes, árboles y columnas.
Cuando el micro circulaba a la altura del Puente Olavarría dos hombres se arrojaron sobre el ómnibus, uno cayó adentro y otro terminó sobre el asfalto. Este hecho, fue el punto de inflexión y derivó en el cambio de planes.
La caravana duró varias horas sin avanzar como estaba previsto y el descontrol generalizado terminó con la suspensión de la caravana y el traslado de los jugadores a bordo de un helicóptero. Desde el aire, observaron la masa de hinchas que salieron a las calles para celebrar la obtención de la Copa del Mundo Qatar 2022.
La jornada, que había sido decretada como feriado por el presidente argentino Alberto Fernández, culminó además con acusaciones cruzadas entre autoridades de gobierno, la Policía Federal, Gendarmería, Prefectura y Policía de Seguridad Aeroportuaria, la Policía de la Ciudad y el presidente de la Asociación de Fútbol Argentino (AFA), Claudio «Chiqui» Tapia.