En un acto conmovedor, y entre flores y música, Sinéad O´Connor fue despedida en un cortejo fúnebre por las calles de Bray en Irlanda, una localidad al sur de Dublín en la que residió durante 15 años. La artista, conocida por su voz única y su apasionada entrega en el escenario, dejó una profunda huella en la música y en los corazones de sus seguidores.
La cantante, que falleció el pasado 26 de julio a los 56 años y solo un año y medio después de que su hijo de 17 años se suicidara, ha sido una inspiración en la vida de muchas generaciones que no dudaron en aplaudir con emoción al coche donde iban sus restos.
Miles de fanáticos, vecinos, allegados y amigos se hicieron presentes no solo en las calles, también se reunieron en la que era la casa familiar de la intérprete para mostrar sus condolencias y rendirle homenaje.
A lo largo del cortejo fúnebre se escucharon algunos de sus temas más reconocidos mientras los allí presentes entonaban sus letras y bailaban sus grandes hits, entre ellos el legendario Nothing Compares 2 U, tema que la llevó a la fama en 1990.
Además de la despedida por las calles de la ciudad, la familia de O’Connor celebró un servicio funeral privado de rito musulmán al que asistió el presidente República de Irlanda, Michael Higgins y primer ministro Leo Varadkar, además de íconos de la música como Bono o Bob Geldof, amigo íntimo de la intérprete desde hace décadas.
Sinéad O’Connor dejó claro que su influencia trasciende el tiempo y que su música seguirá tocando los corazones de las generaciones futuras. Su autenticidad, valentía y pasión por la música la convierten en una figura imborrable en la historia de la música contemporánea.
