Ilumina el fondo más remoto y oscuro del Universo con una potencia superior a la luz emitida por todas las galaxias conocidas.
Eso significa que, si pudiéramos apagar por un momento todos los destellos lumínicos del universo, no se quedaría a oscuras. Hay más luz de la que hemos podido detectar.
El descubrimiento fue realizado por astrónomos utilizando datos de New Horizons, una misión espacial no tripulada de la NASA destinada a explorar Plutón, sus satélites y los asteroides del Cinturón de Kuiper.
La sonda se lanzó desde Cabo Cañaveral el 19 de enero de 2006. Solo en 2015 consiguió aproximarse a Plutón, a 6.000 millones de kilómetros de la Tierra, y hasta 2019 no llegó hasta el Cinturón de Kuiper, a 7.400 millones de kilómetros de nosotros.
Sobrevoló un objeto del Cinturón de Kuiper llamado Arrokoth y entonces giró su cámara para ver qué había más allá de lo que estaba captando, hacia el fondo del universo, y allí descubrió la inesperada luz.
Lo que han hecho los astrónomos es analizar las 195 exposiciones de 30 segundos sobre siete regiones del universo, que están por encima y por debajo del plano galáctico, captadas por la cámara principal de New Horizons.
Allí fue cuando surgió la sorpresa: la luz de fondo del cosmos es aproximadamente dos veces superior a lo que se estimaba.
Está formada por todos los fotones que han sido radiados por todas las estrellas y galaxias a lo largo de la historia cósmica.