El fuego derrumbó la gran aguja central y dos tercios del tejado. El símbolo de la cristiandad en Francia se esfumó y fue una conmoción para el mundo. Los trabajos para garantizar la seguridad de la catedral están casi terminados, aunque no han empezado todavía las obras de restauración. Monseñor Aumônier: «Esperamos que comiencen antes del verano».
Las causas del incendio aún no están confirmadas, pero de las investigaciones llevadas a cabo en los meses siguientes se desprenden dos hipótesis predominantes: un cortocircuito eléctrico o una colilla mal apagada, a partir de la cual el fuego se desató y quemó el ático de la iglesia, el llamado «bosque», formado por enormes vigas de roble que se cruzaban con escaleras y corredores.
El fuego alcanzó «la flèche», la gran aguja situada sobre la intersección del crucero y la nave, que después de una hora se derrumbó ante los ojos y los teléfonos de miles de personas agolpadas a lo largo del Sena que filmaban el acontecimiento. Monseñor Eric Aumônier, antiguo obispo auxiliar de París y emérito de Versalles, miembro del Comité de Restauración, se ocupa de la reproducción de la estatua de la Virgen en el pilar que invita a rezar delante de la catedral.
El presidente francés, Emmanuel Macron, había prometido que la restauración de la catedral, uno de los monumentos más importantes de Francia, estaría terminada para 2024, año en que París acogerá los Juegos Olímpicos.