Un tercio de los destinos del mundo están cerrados por las nuevas cepas de COVID-19 y en consecuencia en enero se produjo una caída del 87% en el número de llegadas de turistas internacionales, respecto al 2020.
La Organización Mundial del Turismo (OMT) advierte que los primeros meses del 2021 “serán difíciles para el turismo mundial”, aunque se espera un repunte si los programas de vacunación funcionan, disminuyen las restricciones y se armonizan los protocolos de movilidad. Basándose en las tendencias actuales, la OMT proyecta que las llegadas del primer trimestre serán un 85% inferiores a las del 2019, lo que supone 260 millones de turistas internacionales menos, respecto a cifras prepandemia.
Las pruebas obligatorias, las cuarentenas y, en algunos casos, el cierre total de las fronteras, han obstaculizado la reanudación de los viajes internacionales y la OMT agrega que otro factor determinante ha sido el de la vacunación, ya que la llegada de las vacunas y su administración “ha sido más lenta de lo esperado, retrasando aún más el reinicio del turismo”. Por tanto, en enero todas las regiones fueron duramente golpeadas.
Asia-Pacífico sigue teniendo el nivel más alto de restricciones y es la que registró el mayor descenso de las llegadas internacionales del mes: un 96%. Le siguen Europa y África, ambas con una caída del 85%, mientras que en Oriente Medio la contracción fue del 84%. Las Américas sufrieron la menor caída (-79%), tras unos resultados “ligeramente mejores en el último trimestre de 2020”.
El Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC) ha cifrado en 4,5 trillones de dólares (3,82 billones de euros) las pérdidas en el sector turístico global en 2020, por lo que la aportación del turismo al PIB mundial cae a la mitad por la pandemia, como publicaba HOSTELTUR. Tras definirlo como “el peor año en los anales del turismo”, el secretario general de la OMT, Zurab Pololikashvili, hizo un llamamiento a la comunidad internacional para que aplique “medidas firmes y urgentes para garantizar un 2021 más prometedor”, puesto que “hay muchos millones de personas y de empresas que dependen de ello”.
A su entender “una mejor coordinación entre los países y la armonización de los protocolos de viaje y de salud son factores esenciales para restablecer la confianza en el turismo y permitir que se reanuden los viajes internacionales de manera segura con la vista puesta en el verano del hemisferio norte, que es su temporada alta”.