El Gobierno de ese país podría impulsar una baja en los cortes populares de carne vacuna sin necesidad de suspender las exportaciones, si recurre a una estrategia que ya implementó en Uruguay en las presidencias de José Mujica y Tabaré Vázquez, que abrieron la importación de cortes baratos e impulsaron la venta al exterior de los premium.
Para el Instituto para el Desarrollo Social Argentino (IDESA), “hay maneras menos rudimentarias y dañinas de cuidar el consumo interno”, por lo que recomendó el “ejemplo cercano” de Uruguay, que revirtió una suba de los precios de la carne con la importación de cortes populares, generando además una caída en los valores de venta
La semana pasada, el Gobierno oficializó la suspensión de carne vacuna por 30 días, a raíz del incremento de los cortes en el mercado local a un nivel superior a la inflación general. La decisión fue rechazada no solo por el sector agropecuario sino por la dirigencia empresaria en su conjunto.
Asimismo, la Mesa de Enlace dispuso un cese de comercialización de ganando bovino por nueve días, del 20 al 20 de mayo.
Al respecto, IDESA sostuvo en su último informe que “muchos opinan –incluso dentro del mismo oficialismo– que una estrategia alternativa sería la que puso en práctica José Mujica en el Uruguay”.
La entidad dirigida por Jorge Colina recordó que Mujica “en el 2005, cuando era ministro de Ganadería, les pidió a los frigoríficos que destinen cortes populares (falda, falda parrillera, asado) al mercado interno y que el resto se destine a la exportación”.
“Esto se llamó ‘el asado del Pepe’”, indicó IDESA, que agregó que “similar esquema se intentó instrumentar en el 2011 cuando Mujica ya era presidente”.
Sin embargo, la consultora advirtió que “el modelo uruguayo de ganadería es mucho más sofisticado que ‘el asado del Pepe’”: “el eje es la modernización de la cadena de producción desde el campo hasta el consumidor extranjero con estándares de calidad internacional y sistemas de trazabilidad para garantizar la calidad”, aseguró.
Para IDESA, “esto le permitió entrar al mercado asiático y de Estados Unidos con carnes de alto valor agregado, convirtiéndose en un importante exportador de carnes premium.
Asimismo, destacó “la institucionalidad de cómo lo lograron”, que consideró “muy relevante para la Argentina”.
“Se creó un Instituto Nacional de Carnes, que no regula el precio de la carne ni las exportaciones, sino que es un consorcio público-privado que trabaja en la transferencia de know-how a los productores, la gestión del sistema de trazabilidad y la apertura de mercados externos”.
En base a la información del Instituto Nacional de Carnes (INAC) de Uruguay, “en el año 2017 la inflación doméstica en la carne era de 3% anual y luego comenzó a subir hasta llegar al 35% anual en el 2019”.
Para hacer frente a esos aumentos, ese mismo año, durante la Presidencia de Vázquez, “Uruguay multiplicó por 6 sus importaciones de carne respecto al 2017” y el resultado fue que “en el 2020 hubo deflación en la carne de 4%”.
“Estos datos muestran que Uruguay, aun siendo un gran exportador, cuando tuvo una fuerte inflación sobre la carne no cerró las exportaciones”, indicó IDESA, que además apuntó que “tampoco tuvo una actitud pasiva, sino que apeló a abrir las importaciones de carne para aumentar la oferta en el mercado doméstico y, por esa vía, bajar el precio”.
En ese sentido, indicó que en 2020 “el 13% del consumo interno de carne se abasteció con importaciones”.
“Cuando en el 2019 se produjo la alta inflación en la carne no cerraron las exportaciones. La razón es que de un producto premium no se puede obtener cortes populares. Al tener tanta tecnología incorporada, su precio es muy alto aun para cortes como la falda y el asado”, señaló IDESA.
Para contrarrestar los efectos inflacionarios, “la estrategia fue seguir vendiendo estas carnes de alto valor en el mercado internacional y comprar en Brasil y Paraguay carne más barata para cortes populares”.
“Esto no sólo implica una diferencia de precio a favor de Uruguay (exporta a alto precio e importa a bajo precio) sino fundamentalmente evita destruir el gran esfuerzo tecnológico y comercial realizado para la obtención y colocación de carnes premium en el mundo”, destacó.
Para IDESA, “el caso uruguayo enseña que hay alternativas para que la gente de menores ingresos acceda al consumo de carne sin poner en juego las exportaciones”.
“Por el contrario, con instrumentos tan rudimentarios como prohibir las exportaciones se generan enormes daños a la producción y a la generación de divisas. Además, tiene impactos muy regresivos ya que quienes más consumen carne y, por lo tanto, más se benefician con la reducción de su precio, son los sectores de ingresos medios y altos”, finalizó.