Era una mañana soleada en Nueva York. La gente salió a trabajar como siempre, pero ese día la vida de EE.UU pero del mundo en general, volvió a ser igual.
Aquel 11 de setiembre integrantes de la organización terrorista Al Qaeda secuestraron varios aviones comerciales para impactarlos contra diversos objetivos, que incluyeron las Torres Gemelas de Nueva York y la sede del Departamento de Defensa de EE.UU. en Arlington, Virginia.
Utilizaron aviones comerciales como misiles para derribar lo que consideraban, era un símbolo de poder de los EE.UU y atacaron su corazón financiero.
Ese 11-S unas 3000 personas perdieron la vida en el mayor atentado terrorista que recuerde el mundo. Las imágenes fueron devastadoras. Ver caer las torres gemelas es una imagen que nadie que la haya visto borrará de su memora.
Estos episodios tuvieron grandes repercusiones en la palestra internacional. Extremos controles en la aviación, la desesperada búsqueda de su responsable, Osama Bin Laden y una respuesta de la administración de George W. Bush, que adoptó la política de «guerra contra el terrorismo», y que llevó posteriormente a la invasión de Irak y Afganistán.