El Secretario General de la ONU, António Guterres, rindió hoy, homenaje a los primeros rescatadores que corrieron hacia los edificios para salvar vidas.
Casi 3.000 personas murieron en los atentados del 11 de septiembre de 2001, en los que cuatro aviones secuestrados por miembros del grupo terrorista Al Qaeda se estrellaron contra objetivos estadounidenses, entre ellos los dos rascacielos del distrito financiero de Manhattan.
El sábado se celebraron ceremonias conmemorativas en todo Estados Unidos, incluidos los tres lugares donde se produjeron los atentados: un avión se estrelló también contra el Pentágono, sede de las Fuerzas Armadas estadounidenses, y otro se estrelló en una zona rural de Pensilvania, después de que los pasajeros recuperaran el control de los secuestradores.
Ese día murieron en Nueva York más de 400 rescatistas, la mayoría de ellos bomberos. En un comunicado, Guterres rindió homenaje a quienes se pusieron en peligro cuando se dirigieron a las Torres Gemelas en llamas, «y muchos de ellos hicieron el sacrificio definitivo, ejemplificando la misma humanidad y compasión que el terrorismo trata de borrar».
Describiendo ese día como uno «grabado en la mente de millones de personas en todo el mundo», Guterres recordó que las miles de víctimas y los miles de heridos en el «cobarde y atroz» atentado procedían de unos 90 países.
Al rendir homenaje a los supervivientes que, según dijo, han tenido que superar las cicatrices físicas y emocionales para seguir adelante con sus vidas, Guterres prometió que continuará la solidaridad de la ONU con el pueblo de Nueva York, de Estados Unidos, así como con todas las víctimas del terrorismo en todo el mundo.
Guterres también recordó la solidaridad, la unidad y la determinación expresadas hace 20 años por la comunidad internacional. El entonces Secretario General, Kofi Annan, condenó los atentados el mismo día en que se produjeron, subrayando que ninguna causa justa puede ser promovida por el terror.