Tiene unos 1.270 kilómetros cuadrados, aproximadamente el tamaño de la zona metropolitana de Londres y se desprendió de la plataforma de hielo Brunt.
No muy lejos, el British Antarctic Survey (BAS), una institución de Reino Unido dedicada a la investigación de la Antártida, opera la estación Halley. Desde 2017 lo ha hecho con una capacidad reducida debido a la perspectiva inminente de un desprendimiento.
Actualmente no hay nadie en la base, por lo que no hay riesgo para la vida humana.
BAS tiene una variedad de dispositivos GPS en la plataforma Brunt que transmiten información sobre los movimientos del hielo a la sede de la agencia en Cambridge.

«Aunque la ruptura de grandes pedazos de las plataformas de hielo de la Antártida es algo completamente normal de su funcionamiento, los grandes desprendimientos como el detectado en la plataforma de hielo de Brunt el viernes siguen siendo bastante raros y emocionantes», dijo el profesor Adrian Luckman, quien ha estado rastreando imágenes de satélite del Brunt durante las últimas semanas y predijo la ruptura.
Como ocurre con todas las plataformas de hielo, periódicamente de ella se desprenden icebergs. El último gran trozo que se desprendió en esta área lo hizo a principios de la década de 1970.