En medio de una tumultuosa situación, en que la vicepresidente de la República enfrenta temas judiciales, y cientos de manifestantes se agolpan en la puerta de su edificio en el barrio de Recoleta para manifestarle su apoyo, un hecho conmocionó a toda la República Argentina, que en los últimos años parece no tener respiro, ni esperanza encontrar paz.
El intento de magnicidio, avivó las diferencias entre los polos políticos y parece haber aumentado -aún más- la “grieta” que divide a la sociedad, mucho más allá de las preferencias partidarias y posiciones filosóficas.
Este jueves por la noche, el atentado contra la vicepresidente, dejó la crisis sin retorno que atraviesa el país y resquebrajó el escenario político.
Lo único que puede leerse positivamente, es que todo el arco opositor con Macri y Larreta a la cabeza, manifestaron de inmediato el total repudio y condena al echo, que manifiestan, debe ser investigado y castigado por la justicia.
Mientras, el presidente de la república, dió un discurso y decretó feriado nacional, con las lógicas consecuencias que conlleva el cierre de bancos e instituciones públicas en un día laboral, para una economía en ruinas. La mayoría de la gente, de los ciudadanos descargan sus opiniones, algunas muy picantes y hasta agresivas, en redes, y manifestaciones por doquier. Muchos de ellos llegan a expresar, que si por cada argentino violentado o muerto por la delincuencia se declarara feriado, Argentina debería estar de “azueto” por 10 años consecutivos.
Las redes arden con memes y chistes y algunos que ponen en duda si el atentado fue real o montado.
Pero volviendo al tema central: alguien atentó contra la vicepresidente del país, poniendo a prueba, o más bien en jaque a todo el sistema político y las instituciones encargadas de resolver conflictos.
No tardaron en llegar mensajes de apoyo del exterior para Cristina K, como el del Papa Francisco, y del Presidente Biden de Estados Unidos.
Por su parte la justicia argentina comenzó las acciones pertinentes, encarando una investigación que está a cargo de la jueza María Eugenia Capuchetti, quien tomó declaración a la víctima.
El atacante, que fue atrapado por la misma gente que rodeaba a la presidente en el momento del atentado, se llama Fernando Andrés Sabag Montiel, es nacido en Brasil y – curiosamente- ha salido en varias oportunidades en móviles de tv haciendo críticas al gobierno y a los políticos.
Amigos cercanos del atacante, aseguran que hace tiempo venía planeando el hecho, lo que llama poderosamente la atención, ya que – según los testigos- el joven gatilló dos veces muy cerca de la víctima y las balas no salieron.
Las investigaciones continúan, esperando que pronto se condene al o los responsables de este fatídico y que la República Argentina pueda volver a vivir una democracia plena, real y segura, alejándose del “Camabalache” que pronosticó Discépolo para el Siglo XX, y que desafortunadamente se ha acrecentado más aún en el siglo XXI.