Se estima que unos tres mil manifestantes participaron de los graves incidentes. Hay al menos 200 detenidos y unos 50 micros retenidos.
Simpatizantes del expresidente Jair Bolsonaro invadieron el Congreso, el palacio presidencial de Planalto y la sede del Tribunal Supremo en Brasilia, tras sobrepasar los cercos de seguridad y las barreras policiales.
El presidente Luiz Inácio Lula da Silva, que derrotó a Bolsonaro en unas elecciones disputadas el año pasado, anunció una intervención federal de seguridad en Brasilia que durará hasta el 31 de enero, después de que las policías de la capital se vieron inicialmente desbordadas por los invasores.
En una conferencia de prensa, culpó a Bolsonaro y se quejó de la falta de seguridad en la capital, diciendo que las autoridades habían permitido que «fascistas» y «fanáticos» causaran estragos.
«Estos vándalos, que podríamos llamar nazis fanáticos, estalinistas fanáticos… fascistas fanáticos, hicieron lo que nunca se ha hecho en la historia de este país», dijo Lula.
El espectáculo de miles de manifestantes vestidos de amarillo y verde causando estragos en la capital coronó meses de tensión tras las elecciones y recordó los incidentes de hace dos años cuando partidarios del expresidente Donald Trump asaltaron el Capitolio de Estados Unidos.