Nadie se libró en el mundo entero. Todos los habitantes del planeta, de una forma u otra hemos sido afectados por esta pandemia. Uso de tapabocas, mascarillas, guantes, distanciamiento social, encierro y pérdida de seres queridos es el saldo de un virus al que no se logra poner freno aún.
A principios del año pasado un nuevo coronavirus empezó a propagarse desde Asia al resto del mundo. En marzo, se convirtió en una pandemia que, en apenas unas semanas, nos reveló no solo nuestra fragilidad física sino también la de nuestros sistemas sociales y económicos.
Intentar abarcar todos los aspectos en los que el COVID-19 ha marcado nuestra vida cotidiana es una tarea casi imposible de abarcar.
Sin embargo, se destaca la desigualdad, la educación, la migración, la economía, y la lucha de la ciencia.
La carrera por encontrar la vacuna más eficaz se disparó a mitad de 2020 y empezó a ver resultados concretos que aún deben esperar la efectividad de los distintos planes de vacunación que comenzaron en varios países.
Este virus mostró que todos somos vulnerables, sin importar clase social o religión y destruyó la economía de miles de países.
El tiempo dirá si la vacuna y planes económicos urgentes mostrarán un mejor 2021.