“¡Basta, hermanos, basta!”, exclamó el máximo Pontífice. Pidió también que se protejan a los civiles, que socorran a los heridos y la liberación de los rehenes.
«Que las armas se detengan, nunca llevarán a la paz y que el conflicto no se amplíe. ¡Basta! ¡Basta, hermanos, basta!”, clamó en la tradicional oración dominical del Ángelus, al mediodía, ante más de 20.000 fieles reunidos en la Plaza de San Pedro.
Al mismo tiempo pidió que socorran a los heridos, que se protejan a los civiles y la liberación de los más de 200 rehenes. “Estoy cerca a todos los que sufren, palestinos e israelíes. Los abrazo en este momento oscuro. Y rezo mucho por ellos”, afirmó al principio.
De acuerdo a las últimas cifras del ministerio de Salud de Gaza -que este domingo aseguraba que ya no podía contabilizar las víctimas porque los operadores sanitarios no pueden salir a recolectar a los muertos que hay tirados alrededor del hospital Al Shifa porque no cesan los bombardeos-, la ofensiva israelí hasta ahora causó la muerte de 11.100 personas, entre ellas 4.506 niños; otros 1.500 chicos siguen desaparecidos debajo de los escombros.