El Gobierno brasileño declaró la emergencia fitosanitaria en los estados norteños de Amapá, Amazonas, Pará y Roraima debido a la presencia de la mosca de la carambola (Bactrocera carambolae) y la amenaza que supone para la agricultura y la salud humana, informaron hoy fuentes oficiales.
La medida tiene validez de un año y pretende facilitar la vigilancia y contención de la amenaza, evitando su propagación a los estados vecinos.
Originaria de Indonesia, Malasia y Tailandia, la especie se encontró por primera vez en Brasil en 1996, en el estado de Amapá. Representa una gran amenaza para la agricultura brasileña, ya que plantea riesgos para la salud humana, la producción de alimentos sanos y los consiguientes daños económicos que esta plaga puede causar, especialmente al sector frutícola.
Cuando se alimenta de una fruta, esta mosca deposita larvas que se convierten en huéspedes y aceleran la maduración y caída de la fruta ya estropeada. Además de la carambola, su fruta preferida, el insecto también puede atacar la guayaba, el mango, el jambo, la acerola y la mandarina, haciéndolas no aptas para el consumo humano y aumentando los costes debido a las medidas para combatirla.
En 2017, el Ministerio de Agricultura brasileño estableció procedimientos para la prevención y erradicación de esta plaga cuarentenaria, restringida a determinadas regiones del país. Antes de 2023, la mosca de la carambola estaba restringida a los estados de Amapá, Roraima y Pará. En marzo, sin embargo, Roraima quedó bajo cuarentena indefinida.
La medida permitió realizar una serie de esfuerzos en huertos comerciales, zonas donde se da la fruta huésped, lugares de venta, además del transporte de carga y el equipaje de pasajeros. Las medidas van desde aconsejar a la gente que no recoja ni transporte fruta del suelo y de las zonas donde se da la especie, hasta información sobre el uso de trampas y pulverizadores.