El flamante presidente de Argentina, el economista liberal Javier Milei, dispuso por decreto reducir a la mitad el número de ministerios de gobierno, que pasarán a ser nueve en lugar de los dieciocho que existían previamente, informó la oficina presidencial.
El Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU), el primero de la administración de Milei, fue firmado en su primera jornada en la Casa de Gobierno, y se enmarca en la propuesta del referente de La Libertad Avanza que apuntó durante la campaña electoral a bajar el gasto público.
El DNU también contempla que de las cuatro Secretarías de Estado, una de ellas, la de Asuntos Estratégicos, pasará a depender de la Jefatura de Gabinete, a cargo de Nicolás Posee, mientras que las tres restantes — Legal y Técnica; de Comunicación y Prensa, y la General de Presidencia — tendrán rango y jerarquía de Ministerio.
El primer decreto de la nueva administración argentina consignó que «resulta necesario adecuar las disposiciones de la Ley de Ministerios y los objetivos planteados con el propósito de racionalizar y tornar más eficiente el actuar del Estado Nacional».
Las carteras que funcionarán a partir de este domingo son Seguridad, a cargo de Patricia Bullrich; Justicia, en manos de Mariano Cuneo Libarona; Economía, bajo la órbita de Luis Caputo; Relaciones Exteriores, a cargo de Diana Mondino; Interior, con Guillermo Francos a la cabeza, Salud, en manos de Mario Russo y Defensa, bajo la conducción de Luis Petri.
A ellos se suman dos carteras recientemente creadas, la de Capital Humano, a cargo de Sandra Pettovello, que será la responsable de la política educativa, cultural, laboral y de desarrollo social, y la de Infraestructura, bajo la órbita de Guillermo Ferraro.
Los nueve ministros juraron el cargo la tarde del domingo durante una ceremonia en la Casa de Gobierno, en el centro de la ciudad de Buenos Aires.
En su primer mensaje como Presidente, Milei cuestionó la herencia recibida de parte del Gobierno que lo precedió y dijo que ante la situación económica que atraviesa el país «la única posición posible es el ajuste, un ajuste ordenado y que caiga con toda su fuerza sobre el Estado y no sobre el sector privado. Sabemos que será duro», admitió.
«No hay alternativa al shock, y eso impacta negativamente sobre el nivel de actividad, el empleo, los salarios reales, y la cantidad de pobres», anunció el mandatario, que remarcó que «este es el último mal trago para comenzar la reconstrucción de Argentina».