Cuando Luis Lacalle aterrizó con sus hijos luego de un viaje a Costa Rica junto a su entonces custodio, Alejandro Astesiano, no había imaginado ni en sus peores pesadillas que ese hombre le complicaría durante meses y meses el ejercicio de gobierno y dañaría su imagen pública.
Astesiano, el hombre que todos conocían pero que resultó ser como el sol, cuando más cerca de él estaban más se quemaban, y fue por ese motivo que, como ocurre siempre en política, cuando cayó en desgracia…cayó en desgracia.
Desde ese 27 de setiembre en el que fue detenido y su pasaporte confiscado corrieron ríos de tinta, horas de televisión y radio hablando del tema, y no era para menos.
El hombre que cuidaba el sueño del presidente era señalado por otorgar pasaportes a ciudadanos rusos, por vigilar a la oposición, por hacer favores, no quedó claro si a pedido de su jefe o de quienes, y podría seguirse enumerando.
Lo concreto es que hoy la justicia, al menos así se pretende, cierra o intenta cerrar un capítulo que desde lo político va a seguir todo el año e impactará en plena campaña electoral sin duda.
Este miércoles, luego de llegar a un acuerdo en el cual basicamente niega todo, el hombre apodado como El Fibra, fue condenado a cuatro años de prisión por conjunción de interés personal y público, asociación para delinquir, revelación de secretos y tráfico de influencias.
Dejó una carta en la cual en pocas palabras niega todo.
Textualmente señala:»No pasaportes rusos, no partidas o actas truchas, no documentación en mi oficina en blanco, no mafia del 4° piso, no pescado con droga, no espionaje, no escuchas, no seguimientos, no drones, no borrada de anotaciones judiciales». El peor Juicio Mediático. A todos los que me creyeron, gracias, gracias. Ale.»