¿Cómo se están preparando para la temporada de verano?
Nosotros tenemos las previsiones igual que en las temporadas anteriores a la emergencia sanitaria, estamos tratando de armar todo exactamente igual. No nos cambia el tipo de turista, sino la cantidad y está medio demostrado que, si no se alquila, viene el propietario. Por lo tanto, el volumen de gente a nosotros no nos cambiaría demasiado.
Cambia el tipo de público. Tal vez hay menos adolescentes, los paseos públicos se frecuentan más, pero la Prefectura se está preparando como cualquier año normal.
Tenemos casi todo acondicionado ya se está bajando a la playa, parte de los zafrales ya están aquí, hay veinte. La infantería vino en menor cantidad que años anteriores, porque tuvieron reducciones ellos en la cantidad de personal, pero sí vinieron y se está esperando un refuerzo que va a llegar en breve.
Lo que respecta a medios náuticos y medios terrestres, ya está casi todo pronto, sólo queda algún detalle. Trajimos las últimas motos de agua y nos queda mínimos detalle con alguna de las lanchas, pero venimos bien.
En general, ¿cuáles son los principales desafíos y situaciones que ustedes tienen que enfrentar no solamente en el verano, sino en general?
Nosotros dividimos nuestro trabajo en dos partes fundamentales: una es el agua y la otra es la seguridad en tierra. Gran parte de nuestro trabajo es el análisis de años anteriores y de cómo viene la delincuencia en nuestra jurisdicción en estos años.
Tratamos siempre de estar un paso adelante, que es muy complejo, porque cada vez que nosotros apretamos en un lugar, la delincuencia se mueve. No se van a quedar en el mismo lugar, entonces nuestro fuerte sería poder adelantarnos a esos movimientos. No siempre se logra, pero se trabaja en eso.
En la parte de seguridad, los dispositivos son más o menos los mismos de hace muchos años, lo que se cambian son los lugares.
También se ha agregado más cantidad de gente a los equipos, porque hemos notado que la gente, en muchos casos, reacciona con un nivel de violencia que anteriormente no se veía.
Nos han apedreado patrulleros. Hemos notado que a veces, dos que era un mínimo funcional, no alcanza. Ahora son de tres y a veces más.
Estamos haciendo equipo de protección (escudos, chalecos, escopetas con balas de goma) cosas que antes aquí, hace diez años no se veían, excepto en recitales o eventos puntuales, pero hoy se está volviendo una necesidad. Entonces, por ahí va el cambio de este año.
Sabemos que hay territorio que es jurisdicción de Prefectura y otro que sería del Ministerio del Interior.

¿Cómo se puede trabajar o cómo se articula el trabajo cuando hay problemas de violencia o reyertas? ¿Cuál es el límite de cada fuerza?
Maldonado tiene el Centro de Comando Unificado (CCU), que allí están las cámaras, hay gente de prefectura, de la policía y del 911. Aparte de eso tenemos el 106 de prefectura, entonces, llegue la denuncia por donde llegue, acude el que está más cerca. Normalmente si nosotros llegamos primero, hacemos lo que tenemos que hacer hasta que llega la policía y después pasamos a brindar apoyo y si es al revés, ellos hacen las primeras actuaciones y cuando llegamos nosotros, nos hacemos cargo y ellos nos brindan el apoyo.
Cuando se habla de seguridad, normalmente, eso no se cuestiona. No estamos mirando si hay 150 metros, o si es en la rambla, se actúa se da seguridad a lo que haya que darle, se detiene si hay que detener a alguien, o se asiste y después se pasa a la jurisdicción forma interna.
En Maldonado funciona muy bien eso, tanto con la policía, con la intendencia, con policía caminera y bomberos. Estamos todos muy juntos, eso fue algo que dejó la pandemia que está bueno. Los convoys de todas las autoridades juntas, está buena y está fácil para trabajar.
¿No sería más efectivo que operaran de forma sorpresiva y separados?
Son cosas distintas, se buscan efectos diferentes. Nosotros pasamos todos los días a las tres o cuatro de la mañana o a las cinco por abajo en las escalinatas y ustedes nos ven.
Ahí no hay luces, no hay policía. Ahí va la prefectura, saca a la gente de allí, es algo que se ha hecho desde siempre. Entonces se hacen ambas cosas a la vez. Cuando uno prende luces y genera ruido, es disuasivo y es para generar un determinado efecto.
Después nosotros, por otro lado, hacemos otro tipo de trabajo, solamente que no se muestran más, el otro se muestra menos, son cosas diferentes. Las luces en el convoy responden a un determinado tipo de procedimiento y se logró el objetivo (hace referencia a los trabajos con CECOED). Eso no quita que hay que hacer todo lo otro.



¿Cómo llevan adelante el tema salvatajes o rescates en el mar?
Es el cincuenta por ciento de nuestro trabajo y es mucho más complejo, porque hay muchos menos medios en el agua que en la tierra.
En primer lugar, la tierra es el medio natural en el que el ser humano se mueve, entonces todo se mueve de forma más predecible. El agua responde a otras leyes de la física y las cosas se mueven de otra manera, son otros tiempos. Por eso es mucho más difícil ser predictivo en el agua.
La gente se lastima porque no se da cuenta que se va a lastimar, porque en la tierra esas cosas se comportan de otra manera y la prefectura en el agua está prácticamente sola, entonces es nuestra preocupación.
El cincuenta por ciento de nuestros recursos van al agua.
Se asiste a muchísima gente, junto con guardavidas, ADES da una muy buena mano, siempre teniendo claro que la autoridad somos nosotros (y es algo que con ADES no tenemos que aclarar, no tenemos ese problema) y ellos nos dan una mano muy grande, entonces es ahí cuando las cosas funcionan y está bueno.
Siempre es una gran ayuda tenerlos ahí, porque nos ha pasado que nuestra lancha sale, cubre los primeros pasos, o se rompe y el que me cubre la espalda es ADES. Son un gran apoyo para nosotros.

¿Cómo lleva adelante la responsabilidad de la Jefatura de Circunscripción del Atlántico?
Es complejo porque el tiempo es algo que es limitado. Si bien la Circunscripción es algo más administrativo y de enlace, al tener la Prefectura más grande del litoral Este me resulta bastante más fácil, porque los problemas que yo resuelvo acá son los mismos.
Además, tengo otro compañero con mi misma jerarquía que está en Río Branco, que es otra prefectura complicada.
Después en el medio son mucho más jóvenes, que andan bien, entonces no me ha causado grandes inconvenientes esta responsabilidad por ahora.
Tal vez si tuviera los cargos separados podría prestar más atención a las cinco prefecturas que tengo y no sólo a la mía, pero el tiempo es limitado, mi prioridad es Maldonado y superviso las demás.
Trato con la colaboración de ellos que fluya, pero vamos a esperar, porque ahora, en días esto explota. Ahí nos vamos a dar cuenta realmente si previmos lo que teníamos que prever y que falta solucionar.
Sabemos que este ha sido un año muy especial para vos. Con reconocimientos y logros en el deporte, también con sinsabores y perdidas muy importantes, como la partida de tu padre a comienzo de noviembre.
Soy tirador de Tiro con Arco desde hace siete años y sí fue un año raro, donde tuve dulces y tuve amargas.
Estuve en un Torneo Panamericano en que me fue muy bien, me otorgaron un Premio Charrúa nivel nacional y alguna cosa más que está muy buena; además me clasifiqué para el mundial del año que viene. Esas son las dulces.
En las amargas, perdí a mi padre a principios de noviembre y a los tres días perdí un amigo, mi compañero de entrenamiento y de selección. Fue muy duro y ahora estoy viendo cómo me reinvento sin Pablito Sica, que siempre está en mis flechas, pero bueno, decidió que se tenía que ir.
Ahora hay que reinventarse sin “mi brazo izquierdo”.
