La exvedette argentina, Mónica Gonzaga (63), resultó ser propietaria de la casa de Sauce de Portezuelo, donde se realizó la fiesta que desató el escándalo a dos orillas.
Su hijo, Adriano Sessa (21), fue acusado como el organizador del evento clandestino que convocó a más de 500 de personas y, por tal motivo, el Ministerio del Interior decidió quitarle la residencia y expulsarlo de Uruguay.
Gonzaga salió a defender a su hijo, el lunes, a través de un móvil de Intrusos (América TV) y reflexionó: “Creo que quieren dar un caso ejemplificador (con su hijo argentino) por el momento que vive Uruguay”. Además, la mediática aclaró que “no se cobró entrada en la fiesta».
Y agregó: «No se vendía alcohol y no era una fiesta clandestina sino una reunión para pocas personas, pero se enteraron y vinieron, y la gente se metió en mi casa por caminos que van a la playa y se sumaban. Se descontroló. Me preocupaba que invadieran y destruyeran las propiedades de mis vecinos. No hubo 500 personas. No entran 500 personas en casa. Pido disculpas, se me fue de las manos. Me presenté hoy en dos intendencias y se me va a citar cuando decidan qué hacer. Nada de lo que se dijo es oficial. Me gustaría que no involucren en esto a mi mamá porque no tiene nada que ver. Estoy dando la cara”.
Por su parte, Adriano rompió el silencio y reconoció su error: «Yo merezco ser condenado con lo que me tengan que condenar. Si me tienen que deportar, me iré. Y le pediré perdón a todos los uruguayos «, dijo resignado.