
¿Cómo surgió este proyecto, anunciado recientemente para trabajar con gente que tiene problemas de adicciones?
Este proyecto apareció de forma súbita, como detrás de un bosque, y de alguna manera me sedujo mucho, porque tiene que ver con mi profesión y con algunas ideas que yo tenía con respecto al tema de las adicciones, pero desde una perspectiva que es la de preservar la libertad del ser humano.
Mi gran pasión en la libertad y siempre digo en todas partes que entrar en una adicción significa entrar en la esclavitud, dejar de ser persona, no tener voluntad y transformarte en un esclavo (en este caso del consumo o de otro tipo de adicciones que existen), pero particularmente ese es el primer nivel de lucha.
El fenómeno de las adicciones, es un fenómeno creciente que está afectando a la sociedad, y la va a afectar muchísimo más si no somos capaces de encontrar barreras de contención al problema. Y no me estoy refiriendo sólo a un tema de seguridad, sino a la salud pública, porque además es un tema que tiene que ver con el orden en la sociedad, pues genera enormes dificultades para el futuro.
Entonces, desde algún lugar, tenemos que tratar de trabajar: primero para lograr reinsertar a quien ha caído en una adicción (y eso tiene varios pasos), pero fundamentalmente y lo más importante de todo, con la prevención y la educación en la adicción.
El Intendente Antía ha relatado que su buena relación nació en el Parlamento, cuando usted era diputado y él senador por Maldonado. Relación que nace pensando en cómo hacer un departamento mejor. ¿Coincide con esa visión?
Para decirlo crudo y claro, como he sido toda mi vida, nosotros estuvimos enfrentados en determinado momento.
Íbamos los dos caminando por el subsuelo del Palacio legislativo (hay un túnel que une la parte administrativa de despachos, con el propio Palacio Legislativo, los dos éramos candidatos a la Intendencia, nos miramos y no podía ser que dos tipos que estaban con posibilidades de decidir en el Departamento de Maldonado, no hablaran entre ellos. Desde el punto de vista republicano no podía ser. Creo que los dos sentimos lo mismo, nos acercamos, empezamos a conversar y nos dijimos crudamente: Si ganas tú y hay cosas importantes para Maldonado, yo lo apoyo y si gano yo espero lo mismo de ti.
Fue un diálogo totalmente natural y ahí comenzó una relación de respeto, de códigos y en algunas cosas nos pusimos de acuerdo. Porque (supongo que para muchos uruguayos) la escala debería ser: Primero la República, luego el país, luego el departamento y por último el partido.
Porque no se puede condicionar a todo el resto por pertenecer a una fuerza política. Y en la política, como es muy escaso el tiempo en el que te toca gobernar, cinco años aquí en Uruguay, a veces no te da para implementar planes y proyectos. Entonces es necesario tener políticas de estado nacionales y departamentales, para poder continuarlas en el tiempo, y esas son las que terminan dejando sedimento.
Así que creo que con esa visión nos pusimos de acuerdo.
En 2015 perdió por escasos votos la Intendencia frente a Enrique Antia. ¿Qué le dejo esa enseñanza en lo político y en lo personal? ¿Cree que en ese entonces, desde sus propias filas del Frente Amplio no se puso todo para que usted fuera electo intendente?
Del “establishment” del Frente Amplio montevideano nunca tuve la bendición. Porque, primeramente, nosotros presentábamos un proyecto descentralizador que se oponía al poder central, típico no solamente del Frente Amplio, sino de otros partidos del Uruguay también, en el que todo se decidía en la capital; y nosotros disputábamos ese poder. Entonces de por sí, yo les resultaba muy incómodo y antipático.
En segundo lugar, era una disciplina casi militar en el que no podías salirte y mis compañeros y yo teníamos el “cogote duro”, no aceptábamos esa disciplina férrea.
Y aquí quiero hacer una salvedad. Los partidos políticos necesitan un orden y cierta disciplina, pero eso no quiere decir que frente a determinados hechos tu no puedas optar por otro camino.
Tampoco fueron tantos, pero fui generando en la fuerza política a la que ya no pertenezco, un sentimiento de rechazo de ese establishment y finalmente hasta del propio pueblo frenteamplista que después de 25 años no me “renovó el contrato” por decirlo de alguna manera.
Y esa fue una de las razones por la que abandoné la actividad política y al propio Frente Amplio, porque sentí que no era avalado, ni en mi camino, ni en mis decisiones políticas por parte de ese pueblo y no creía estar equivocado en las cosas que planteaba.
Ahí surgió, como puede suceder con los amigos o una pareja, una incompatibilidad entre lo que plateaba la fuerza política y lo que planteábamos nosotros como directivas políticas o caminos a recorrer.
Frente a esa situación lo mejor fue dar un paso al costado.

En 2015 se lo vio muy activo en esa campaña, incluso con el entonces ex presidente José Mujica. Hubo quienes lo veían a usted como hombre cercano a él, con quien compartía una misma visión. ¿Lo defraudó?
Yo nunca más volví a hablar con nadie, no hubo interés te diría, prácticamente de ningún lado en establecer contacto. Se ve que era realmente molesto y por eso no les gustó ni siquiera generar un diálogo para ver qué había pasado.
Lo que si te puedo decir, es que yo durante todos esos años di el máximo que podía en todo sentido: en tiempo, en cosas de mi vida, en economía propia y en todo lo que tenía para darle a esa fuerza política.
No creo que nadie me pueda reprochar nada, del tiempo que estuve en ese lugar.
Siendo Antia intendente, en el periodo 2015-2020, sus ediles acompañaron desde la junta varios proyectos, como fueron el fomento a la construcción, las tierras que hoy hacen posible pensar en el realojo del Kennedy, etc. ¿Cómo se explica esa postura?
Ahí estuve frente a un cruce de caminos. No es que yo sea partidario acérrimo de las excepciones. Como todas las cosas de la vida, a veces existen excepciones y ese era un momento particular en que necesitábamos mucho trabajo para nuestra gente en Maldonado y para el país también, porque termina repercutiendo en el Producto Bruto Interno y de alguna manera había que destrancar una situación que estaba complicando desde el punto de vista social a nuestro departamento.
Entonces, es como en la medicina. Muchas veces se aplica un medicamento que capaz puede tener algún efecto no deseado para el paciente, pero a su vez le va a salvar la vida; ahí yo no dudo en aplicarlo.
Y aunque es muy importante la programación urbanística de Maldonado para preservarlo en el futuro, para que la gente siga deseando venir a nuestro lugar, hay momentos en los que es necesario generar determinado tipo de herramientas, para que la inversión finalmente se termine asentando, porque eso trae muchos beneficios para nuestra sociedad.
¿Qué sintió, en ese entonces cuando se dijeron cosas sobre usted por parte de dirigentes del Frente Amplio locales que no compartían que apoyara iniciativas para Maldonado? Porque se lo cuestiono y se lo puso hasta bajo sospecha, como que había vendido su alma al diablo prácticamente….
Me tacharon de soberbio, individualista, de muchas cosas más…. Y que voy a sentir…
Yo defiendo lo que pienso y aparte como tengo “caracúlica” indudablemente no genero simpatía. Pero si tuviera que autodefinirme, diría que tengo “cáscara dura y corazón de dulce de leche”.

¿La decisión de aceptar formar parte de un programa que trate como se debe el tema adicciones, con recuperación y salidas laborales para no volver a reincidir, nace de su buen relacionamiento cultivado con Antia?
En realidad, todavía no lo hemos podido poner en práctica, porque en el Estado muchas herramientas son lentas (más de lo que uno desearía) y ya hubo anuncios que hacen que se generen expectativas. Por eso yo hubiese preferido lo opuesto, aparecer de un momento para otro con todo ya hecho.
Esto ha significado, para que la gente lo sepa, decenas de reuniones de coordinación. Porque este no es un proyecto de Darío Pérez, es un proyecto colectivo y por ello tiene muchas miradas y también la necesidad de coordinar muchas cosas, con organismos nacionales, divisiones departamentales, entre otras, para que todo eso, que está un poco fraccionado, tenga un destino común.
Pero se maneja su nombre para un programa que une a ASSE con la IDM en este tema…
Va a ser una especie de mestizaje, en el que es absolutamente importante la decisión política de la Intendencia para llevar esto adelante, porque el Estado tiene la “sabana corta” y la Intendencia de Maldonado tiene algunos recursos que no existen en otros lugares, junto a la posibilidad de potenciarlo. Por eso se tratará de que esa coordinación genere una potenciación. Como cuando damos dos antibióticos o analgésicos diferentes porque uno se potencia con el otro.
¿Esto implica su retorno al Partido Nacional?
Son dos vías separadas: una es este viaje, este proyecto, y otra es lo que ha sido parte de mi vida, que tiene que ver con la actividad política.
Si yo te digo que arranqué a los 13 años, te darás cuenta que llevo la política en la columna vertebral. Pensé que podía matar ese “bicho político” o tenerlo bajo siete candados, pero hablando con un periodista, en una entrevista, ahí los candados se rompieron y ya no pude parar y arranqué nuevamente.
Puedo decírtelo abiertamente, estoy caminando y nuestra idea es formar una agrupación dentro del Partido Nacional que tenga determinadas características y ya como todo el mundo conoce nuestra franqueza, si nos ponemos de acuerdo en tres puntos cruciales podemos trabajar juntos.
Uno tiene que ver con la defensa de la libertad y la república, otro tiene que ver con la justicia social y el otro con el cuidado del medio ambiente.
¿Por qué son importantes estos tres puntos para usted?
Porque los tres tienen que ver con la felicidad de la gente. Cuando tú ves las tablas de las encuestas de las poblaciones más felices del mundo, te vas a encontrar que los primeros 20 son todas repúblicas democráticas, o sea que la libertad es fundamental para ser feliz.
Segundo, en esos 20 países más felices, verás que la distribución de la renta o ingreso es bastante pareja. Quiere decir que en aquellos países donde los ingresos son parejos y donde no hay miseria, ni pobreza, o es mínima y todos los días se trabaja para erradicarla, en esos países la gente es más feliz.
A su vez y aquí no es tan correlativo, el cuidado del ambiente, es lo que vamos a dejar. Transitamos en esta única nave en el espacio, que es la Tierra y le estamos haciendo mucho mal. Eso tiene que ver con el modo de producción que ha elegido el ser humano para el trabajo de la tierra y el sistema económico que rige.
Nosotros no tenemos que pensar en nosotros, sino en nuestros hijos y nietos y en el mundo que van a recibir.
Yo pregunto si hay algo más importante que nuestros hijos. Por eso cuando hablo con alguien de sus hijos les pregunto ¿Qué aire van a respirar? ¿Qué agua van a tomar? y ¿Qué suelo van a cultivar? Si todo está destruido, ¿Cómo será dentro de 100 años nuestra tierra y nuestro mundo por ejemplo sin abejas?
Y el tema de la república te explico por qué. El mundo está sometido a una deriva autoritaria. Cada día más países lamentablemente, entran en algún tipo de gobierno autoritario, ya sea de izquierda o derecha, no importa el origen ideológico.
En esos países no solamente la gente no vive bien, sino que no puede expresar su pensamiento, ni disentir.
En el Uruguay, en la fuerza política a la que yo pertenecía ha tenido un gran desequilibrio, diría yo, que hace que el Partido Comunista, el MPP y el Partido Socialista, sean casi la totalidad de la fuerza política.
En el Frente Amplio, las decisiones las toma en general el plenario donde pesan mucho las bases y allí el Partido Comunista y el MPP son mayoría.
Cuando veo sus gestos hacia gobiernos de otras partes del mundo me empieza a correr una especie de temor, (si se puede decir así) por ejemplo, el Partido Comunista apoyó al gobierno cubano frente a una manifestación del pobre pueblo que salió a reclamar por determinadas cosas, entonces pienso: Si llegaran al poder ¿Qué va a pasar?
Cuando veo que se festeja por parte del Frente Amplio unas elecciones fraudulentas como las ocurridas en Venezuela, entonces pienso que están celebrando el fraude y todo el mundo lo sabe. También me genera dificultades poder aceptar eso.
En virtud de todo eso yo digo que en las próximas elecciones se van a estar jugando en Uruguay muchas más cosas que lo que hacemos con el presupuesto nacional. Va a estar en juego nuestra idea de República y de libertad.
¿Cómo ve al Frente Amplio hoy? Hay quienes afirman que haber estado arañando el resultado del plebiscito del si y el no, lo puso de nuevo en carrera para 2024.
El Frente Amplio ya está en campaña y tiene varias directivas. Una de ellas es la de generar el relato del hambre, por ejemplo. Si observas en diferentes lugares apuntan a repetir esa palabra. Y resulta bastante extraño, porque a su vez las prestaciones que está haciendo el Gobierno Nacional sobre la población vulnerable han aumentado notoriamente.
Pero vez por aquí y por allá, artículos en determinada prensa, sobre personas que se desmayaron y sobre alumnos de determinados sitios con problemas de alimentación. Si eso realmente estuviese ocurriendo sería gravísimo, porque no puede haber gente que le pase eso. Pero no es así y todo queda en una especie de nebulosa, van generando un relato y esa es una de las campañas paralelas que se están haciendo para generar determinado tipo de expectativa electoral.
La otra línea es tratar de instaurar que está todo mal, cuando no es así. Pero de esa forma, se va viendo la “baraja” o “las patas a la sota” en lenguaje timbero, de por dónde viene la mano.

¿Orsi o Cosse?
De (Carolina) Cosse no voy a hablar porque ya lo hice muchas veces, y no vale la pena.
De (Yamandú) Orsi, a quien le tengo simpatía natural, porque lo conozco, me está llamando la atención algunos cambios que ha tenido, sobre todo en los últimos tiempos y en particular algo (y lo digo con total franqueza) que no esperaba de él, que es la utilización de lo que yo llamo el “aparato de consolación” de compañeros, en el que me enteré entraron 14 cargos de confianza nuevos en una Intendencia que ya tiene muchos.
Este tipo de cosa en Montevideo es habitual, porque ya en el gobierno de Ana Olivera, cuando un director andaba mal, como era un compañero, no lo podían sacar. Lo ubicaban en otro lado y nombraban a otro, pero ese quedaba como un premio consuelo. Y ese modelo se ha ido repitiendo en Montevideo.
Yo creo que Orsi, en el afán de ir encontrando aliados para su candidatura presidencial, que seguramente encarará, también entró en el mismo juego.
¿Entonces el Frente Amplio estaría pecando del mismo mal del que acusa a otros partidos políticos, generar demasiados cargos de confianza?
Yo no puedo darte detalles de cantidad de cargos de confianza entre un gobierno y otro, pero sí puedo decirte que el frente tenía una visión centralista. Era muy poca la gente del interior del país que ocupaba cargos.
En cambio, en el actual gobierno nacional de coalición, la cantidad de gente del interior que hay trabajando en cargos nacionales seguramente pasa el 50%. Eso nunca ocurrió en gobiernos del Frente Amplio.
¿Cuál sería su rol en el futuro cercano?
Yo tenía una vieja discusión de adolescente con mis compañeros, porque querían hacer la revolución en el mundo y yo les decía: No hay que irse tan lejos. Vamos a empezar por la vereda de casa, o por lo que nos rodea.
Yo tengo mucho amor, ni te digo por mi ciudad (San Carlos), pero también por el departamento de Maldonado y por la oportunidad de trabajar.
Quiero contribuir con el desarrollo de este lugar, para que la gente viva cada vez mejor y que tenga igualdad de oportunidades
Lo mismo quiero para el país, pero siento que uno puede incidir en lo que tiene más cerca. Me he impuesto una especie de compromiso que es trabajar por Maldonado, por encima de mi destino.
Me podría haber ido muy bien en mi profesión y en la política si la hubiese hecho de determinada manera. Pero me gustan las cosas derechas. Hoy tengo una cuenta bancaria escasa y dos jubilaciones (profesional y común), pero he dedicado mi vida a servir y eso me llena de felicidad. Primero en la medicina y luego en la política.
Y eso es lo que quiero seguir haciendo, porque ya tengo 65 años.