La coalición de izquierda dijo que el Gobierno optó por ignorar a la oposición y, con ello, a la mitad del país que esa fuerza política representa. Despreció la mano tendida y desestimó toda instancia de diálogo democrático, dijo su presidente Javier Miranda.
En conferencia de prensa sostuvo que el Poder Ejecutivo eligió el camino de la confrontación y eludió el debate amplio en instancias parlamentarias. Con el agravante de hacerlo en tiempos de pandemia, cuando es clave la unidad nacional.
Dijo que el Frente Amplio presentó propuestas desde marzo 2020 que no fueron –en su inmensa mayoría- ni consideradas, ni respondidas, ni implementadas.
Cabe destacar, además, dijo Miranda, la lealtad institucional del Frente Amplio (votó la mayor parte de los proyectos vinculados con la pandemia en tiempo récord) y el papel activo de las intendencias frenteamplistas.
Señaló que el FA ofreció ideas, colaboración y diálogo, pero el Gobierno construyó un relato negando los logros de los gobiernos del Frente Amplio y culpó a la principal fuerza política del país de todas sus limitaciones presentes y justificó en la herencia sus políticas antipopulares.
Afirmó también que se procuró polarizar la sociedad, entre otros mecanismos, a través de la publicitación de supuestas irregularidades a investigar mediante innúmeras auditorías, intentando generar escándalos; por el momento, todos estos anuncios resultaron irrelevantes.
Acusan al Gobierno de ser conducido por un sector de un partido político que, convencido en su vanidad, no escucha ni contempla las propuestas de la oposición ni, aún, de sus aliados coyunturales. Eso define la soberbia de un gobierno, dijo Miranda.
Estimó que el estado de relativo control de la pandemia que reinó por varios meses, no es el resultado exclusivo de la gestión del Poder Ejecutivo. Se debe también a la conducta del pueblo uruguayo y a las fortalezas que heredó. En particular, las fortalezas de la red de protección social, las fortalezas financieras y en ciencia y tecnología, el desarrollo de las plataformas de comunicación digital y un sistema de salud sólido.
“La única política fue y es el ajuste fiscal y el recorte de políticas públicas y de participación del Estado”, sostuvo.
Concluyó señalando que se destruyeron 60.000 puestos de trabajo en un año. Se cerraron más de 10.000 micro y pequeñas empresas y buena parte de las medidas de ajuste fiscal se basaron en la pérdida de salario real de los trabajadores, por su impacto directo a través de los salarios públicos, e indirecto por el efecto arrastre hacia las jubilaciones y pensiones.
Durante 2020, la caída promedio del salario real fue de 1,7%, en tanto que en el acumulado 2020 – 2021 se espera que la caída del salario real supere el 4%. Una vez más, trabajadores y jubilados, pequeños empresarios y comerciantes, pagan el ajuste.