Se ubica luego de las enfermedades del aparato circulatorio, con un 24% del total de defunciones. Lo que significa que una de cada cuatro personas en nuestro país fallece a consecuencia de padecer cáncer. Los datos se conocen al recordarse este 31 de marzo el día mundial de lucha contra esta enfermedad.
El cáncer colo-rectal (CCR) es una patología con alta incidencia y mortalidad tanto a nivel mundial como en nuestro país. En Uruguay, ocupa el segundo lugar en incidencia y mortalidad por cáncer en la mujer y el tercer lugar en el hombre. Para ambos sexos reunidos, tanto en incidencia como en mortalidad, se encuentra en segundo lugar.
En nuestro país se detecta alrededor de 2.000 casos de cáncer de colon y fallecen 1.000 personas por esta causa.
Aproximadamente un 4% de los uruguayos serán diagnosticados con CCR a lo largo de la vida.
Según datos aportados por el Registro Nacional del Cáncer (RNC) de la CHLCC, el CCR ha mantenido estable sus tasas de incidencia en el período 2002-2016, en tanto que las tasas de mortalidad han tenido un curso divergente en hombres y mujeres. En hombres, la tasa de mortalidad ajustada por edad, creció levemente (un 0.3% anual), mientras que en mujeres decreció, también levemente (a un 0.5% anual) durante el período 1990-2017.
El cáncer colo-rectal en su mayoría se origina a partir de lesiones pre malignas (pólipos neoplásicos-adenomas) que siendo reconocidos y tratables de forma temprana evitan el desarrollo del cáncer. Se estima que el proceso de transformación maligna de los adenomas podría ser de aproximadamente 10 años.
El riesgo de CCR aumenta con la edad, detectándose más del 90% de los casos en personas mayores de 50 años.
Los factores de riesgo están asociados con el estilo de vida y por tanto, son modificables (obesidad, consumo de alimentos ultra procesados, tabaquismo, consumo excesivo de alcohol, sedentarismo), historia personal de enfermedades inflamatorias de colon (colitis ulcerosa crónica o enfermedad de Crohn), antecedentes personales o familiares de CCR o de pólipos adenomatosos y antecedentes personales de cáncer de mama, ovario o endometrio, también se asocian a un aumento de riesgo de CCR. Un 5% de los CCR se desarrollan en personas con predisposición hereditaria como lo son la poliposis adenomatosa familiar y el síndrome de Lynch.
Las diferencias de sobrevida entre los distintos estadios de la enfermedad invasiva demuestran la importancia del diagnóstico temprano, donde, si se diagnostica el CCR en estadio I (uno), las tasas de supervivencia relativa a 5 años superan el 90%, lo que se reduce notoriamente, en caso de enfermedad diseminada, incluso con las nuevas terapias.
De acuerdo a las Guías de Práctica Clínica de tamizaje del CCR se recomienda el screening, en personas entre los 50 y los 74 años, con el test de sangre oculta en materia fecal cada 2 años. Si el test resulta positivo, debe estudiarse con colonoscopía.
Durante la pandemia se registró una reducción de la realización de los exámenes de detección precoz del CCR, por tal motivo, se recomienda a la población que consulte a su médico, quien determinará la necesidad de realizar estos estudios.
A medida que avance el plan de vacunación contra el Covid-19, en la población general y el personal de salud y desciendan las cifras de pandemia, se espera que los controles oncológicos y de prevención vuelvan a su cauce habitual.
Los estudios de prevención para esta enfermedad son muy importantes ya que, si se realiza el diagnóstico de las lesiones pre malignas (pólipo), podemos evitar el desarrollo del cáncer o detectarlo a tiempo en etapas tempranas y así lograr la curación.