Ese día, un grupo de trabajadores de la ciudad estadounidense de Chicago comenzó un paro en reclamo de mejoras en las condiciones laborales, con la jornada de ocho horas como principal punto.
Durante cuatro días, alrededor de medio millón de personas protestaron en más de 5.000 puntos de huelga. El cierre de las manifestaciones fue el 4 de mayo, cuando se produjo una salvaje represión por parte de la Policía: ésa fue la Revuelta de Haymarket.
Tres años más tarde, en un Congreso en París en donde se celebraba la Segunda Internacional -una organización obrera conformada por partidos socialistas y laboristas- se instituyó el 1º de mayo como el Día Internacional del Trabajador.