El objetivos de esta conmemoración es frenar la caza indiscriminada de estos mamíferos en peligro de extinción y promover su protección.
A pesar de los esfuerzos históricos para controlar la caza, aún persisten desafíos significativos. Mientras que la Comisión Ballenera Internacional prohíbe la caza comercial desde 1986, algunos países continúan con dichas prácticas bajo el pretexto de fines científicos.
Japón ha sido criticado por su continuo desdén hacia estas prohibiciones, como lo demuestra la brutal matanza anual de delfines en Taiji.
El problema de la caza de ballenas no es reciente; se remontan a los intentos previos a la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, la lucha por proteger a estos animales continúa, destacando la necesidad de una acción global más efectiva y el compromiso con la conservación de la vida marina.
Las ballenas pertenecen a un grupo de mamíferos marinos conocidos como cetáceos. No son peces porque tienen sangre caliente, respiran aire a través de los pulmones y dan a luz a crías vivas que se alimentan de leche materna.
Estos animales acuáticos se caracterizan por tener un buen oído y son dos o tres veces más eficientes que los mamíferos terrestres para utilizar el oxígeno del aire que respiran. Además, cuentan con cajas torácicas que les permiten sumergirse en las profundidades del mar.
Por otro lado, los delfines son mamíferos cetáceos que pertenecen a la familia Delphinidae, pueden vivir más de 30 años en cautividad y tienen una longitud de 3.5 metros aproximadamente. Según expertos en la materia consultados por Portada, estos animales pueden alcanzar velocidades de más de 30 kilómetros por hora.
Estas especies acuáticas son importantes para el planeta, sin embargo, en la actualidad se encuentran en peligro de extinción.
Es importante destacar que las ballenas fertilizan los ecosistemas marinos e incluso ayudan a combatir la crisis climática.
