Cada 4 de octubre, el mundo celebra el Día Mundial de los Animales, una fecha impulsada por la Organización Mundial de Protección Animal con el objetivo de concienciar sobre la importancia de detener la extinción de numerosas especies y garantizar el respeto por los derechos de los animales. Este día, proclamado en 1929 durante un congreso en Viena, tiene sus raíces en la figura de San Francisco de Asís, cuyo legado y cercanía con la naturaleza inspiraron la elección de esta fecha.
San Francisco de Asís, nacido en 1181 en una familia acaudalada en la ciudad de Asís (Italia), es recordado por su decisión de renunciar a toda riqueza material en busca de una vida de humildad y servicio. Su profundo amor por la naturaleza y los animales lo convirtió en el patrono de estos seres, así como de los veterinarios y ecologistas. Francisco fundó la Orden Franciscana, con la misión de asistir a los más vulnerables, marcando un antes y un después en la historia de la Iglesia Católica. Su canonización tuvo lugar en 1228, dos años después de su fallecimiento, y en 2013, el Papa Jorge Bergoglio adoptó su nombre al ser elegido sumo pontífice, rindiendo homenaje a su legado espiritual y de amor a la creación.
Además de la celebración en honor a San Francisco de Asís, este día también es un recordatorio de la Declaración Universal de los Derechos del Animal, proclamada el 15 de octubre de 1978 y aprobada por la Organización de las Naciones Unidas. Este documento establece principios fundamentales para garantizar el bienestar y la protección de todas las especies, subrayando la responsabilidad de la humanidad en la preservación de la biodiversidad y el respeto por los animales.
El Día Mundial de los Animales invita a reflexionar sobre el papel del hombre en la conservación del planeta y el cuidado de todos los seres que lo habitan, promoviendo acciones concretas para asegurar un futuro sostenible para las próximas generaciones.