Las luces descienden. El escenario iluminado en forma tenue es lo único que se ve. Una pantalla baja frente al público y enfoca la platea en primer plano.
Desde algún lugar, detrás del escenario, y habiendo estudiando a su ocasional audiencia, Roberto Moldavsky empieza a interactuar con todos, sin ser visto.
Como ex vendedor de ropa del Once, que supo ser durante casi toda su vida, la vestimenta es el disparador que arranca las primeras sonrisas.
La combinación del vestuario elegido por el público es, sin ridiculizar a nadie, la clave para establecer esa confianza que debe existir entre el artista y quien está allí para verlo.

No faltan a la cita los saludos y agradecimientos a personajes de la vecina orilla que esa noche dijeron presente.
Ese día el público estaba dividido casi proporcionalmente entre uruguayos y argentinos.
Antes de irrumpir en escena, Moldavsky aclara que la risa es sanadora se dispone a comenzar el espectáculo.
En escena aparecen cinco músicos, que presenta uno a uno y que lo acompañan con humo durante todo el espectáculo que literalmente se pasa volando.
Las referencias a la pandemia están a la orden del día, desde las vacunas que recibieron en Argentina y su efectivad hasta las medidas adoptadas por el Presidente Alberto Fernández. “Hace dos años nos dijo que nos iba a encerrar dos semanas” comentó con humor inteligente, despertando aplausos y sonrisas.
La comparación con el presidente Luis Lacalle, de quien dijo, hasta hace surf, también fue parte del show y pidió comprender a los argentinos para los cuales el cambio fue brutal entre un presidente austero como Mujica a uno como el actual.
Sobre la nueva realidad utilizó el humor para señalar que hoy en día era preferible tirarse una flatulencia que toser en un ascensor, donde poco más los restantes y ocasionales acompañantes eran capaces de lanzarte al vacío al grito de “hisopate”!!!
No faltaron sus bromas y referencias a la comunidad judía, que él integra, y para lo cual optó por la compañía de su hijo en escena.
En un abrir y cerrar de ojos el espectáculo llega a su fin y culmina con aplausos de pie al son del tema de Fito Páez y Dale Alegría a mi corazón, algo que, ahora seriamente, el artista augura para todos en momentos donde aún la pandemia golpea.
En síntesis, un método infalible que Enjoy presenta todas las semanas de enero para el disfrute de la temporada bajo la dirección de Gustavo Yankelevich.
Ciertamente, no podría haber elegido mejor.
