La Península vivió tres días con restaurantes a pleno, ocupación moderada en hoteles y buen nivel de ventas en algunos comercios, al tiempo que el tránsito se vio enlentecido durante gran parte de las jornadas.
Como si fueran días de plena temporada, por momentos se hizo imposible circular por la Rambla Claudio Williman en el ingreso a Punta del Este, la avenida Gorlero y la Calle 20. En la Barra, los vecinos reportaron largas filas de vehículos a la altura del Puente de la Barra y se preguntaban qué pasará en verano si no llega una solución rápida para el segundo puente que se encuentra inhabilitado debido al daño estructural que sufrió en las últimas semanas.
En un reconocido comercio de indumentaria deportiva de la Calle 20, una joven vendedora sostuvo «nos arrasaron» en referencia a la falta de talles en algunos calzados, mientras que en el área gastronómica el movimiento fue notorio en prácticamente todos los locales y los servicio de delivery presentaron demoras mayores a las habituales como consecuencia de la demanda.
El subsecretario de Turismo, Remo Monzeglio, informó que se encargó personalmente de hacer un relevamiento y constató que la empresa Buquebus debió agregar frecuencias especiales para satisfacer la demanda, «lo que demuestra una avidez de argentinos en venir a Uruguay». El Hotel Enjoy «registró una ocupación completa, los restaurantes del establecimiento trabajaron a tope y la fiesta de OVO tuvo una asistencia de 1200 personas», expresó.
Por su parte, en el establecimiento Solanas «sucedió algo similar en cuanto a ocupación y aumentaron las consultas vinculadas a los alquileres de temporada».
El jerarca afirmó que «no hay dudas que el turista argentino de poder adquisitivo alto seguirá eligiendo a Uruguay para vacacionar pero se está dando pelea para intentar no perder la clase media». Sin embargo, reconoció que «la diferencia de cambio con el país vecino hace difícil esa tarea por parte del Ministerio de Turismo».