Nació en Montevideo. Hijo de Consuelo Behrens y del arquitecto Enrique Antía, estudió y se recibió de ingeniero agrónomo. Encontró en Maldonado su lugar para desarrollarse y obtuvo un puesto en Conaprole, a donde llegó a caballo, de botas y con un proyecto bajo el brazo para desarrollar la cuenca lechera del departamento.
Allí estaría 20 años. Como los tiempos económicos no le sonreían se puso a hacer jardines, una tarea para la cual su esposa, Liliana Bernárdez, lo ayudó.
La había conocido en un baile y el amor sigue intacto desde el año 1975. Con ella tuvo 5 hijos y es abuelo de 7 nietos.
La describe como su cable a tierra y persona de consulta con quien mantiene viejos placeres como tomarse unos días e ir manejando a Brasil los dos solos, llevando una vianda con milanesas y pascualina solamente.
Su impulsor al mundo político fue «Pepe» Rapetti quien en un acto en Aiguá lo animó a hablar.
La política se cruzó en su camino y no lo soltó nunca más. Fue edil, diputado, senador, director de UTE y tres veces intendente de Maldonado.
Supo ganar y perder. Hoy reconoce que haber perdido en 2005, luego de un primer gobierno al que califica como «muy bueno» por una cifra de 1.300 votos, fue consecuencia del voto BUQUEBUS, que trajo 3.500 personas a sufragar desde Argentina y por la factura que le pasaron por haber optado por la rebaja salarial a funcionarios en plena crisis de 2002, en lugar de despedir a 900 como le recomendaban.
«Creía que todos debíamos aportar un poquito, pero me costó la elección» confiesa.
Su retorno diez años después sorprendió a propios y extraños. Ni él mismo lo creía porque pensaba que ya no volvería más a la IDM.
Sonríe cuando recuerda que gracias a las más de 500 reuniones en casas de familia logró la victoria y nadie «lo vio venir».
Esa campaña la realizó sin un peso, sin piezas publicitarias en los canales y sin dinero para un acto final porque no había ni para un estrado.
También repasa la creación de su eslogan de campaña «vuelve Antía, vuelve el trabajo»
Se encontró, según afirma, con una intendencia destruida, después de 10 años del Frente Amplio. «Hecha pomada, persecución, desconfianza, sin proyectos, endeudada y sin garantías en los bancos» lo que le hizo temer el peor escenario «creí que no iba ni a poder pagar los sueldos, pero salimos adelante».
Su segundo y tercer gobierno han estado marcados por la inversión social, que supera el 30% del presupuesto, las exoneraciones que permitieron aprobar más de 3 millones de metros cuadrados en construcción y la llegada de 6 mil millones de dólares, una industria sin chimenea.
Pero el buque de sus gobiernos va a ser haber transformado la vida de la gente que vive en asentamientos. Para 2025 el 75% de la población que vive en esas condiciones ya tendrá otra calidad de vida.
Se siente capitán de un equipo al que no duda en calificar de «bárbaro».
A nivel político confirma que no será candidato a la presidencia por el grupo que están conformando Mejor País, que él lidera y Espacio 40 de Javier García.
«Tomé la decisión de estar en el equipo, pero no ser candidato» asegura, y deja claro que va a ser un espacio dominante a la hora de tomar decisiones futuras y que podrá salir o no un candidato.
En tanto a nivel departamental opina que la interna será la que ordene, aunque deja claro que, si no hay un candidato que despegue, habrá que buscar la mejor alternativa entre todos.
Sueña con tiempo libre para viajar, estar con sus nietos y no se le pasa por la cabeza volver en 2030 porque «ya cumplió con Maldonado»
El intendente Enrique Antía es protagonista central de un nuevo RETRATO HABLADO, de Grupo Portada, ahora también en alianza estratégica con Canal 2 y VTV.