Se hizo militar cuando iniciaba el año 1972 y había noticias diarias de hechos violentos que recuerda como atentados, secuestros o asesinatos.
Su punto de inflexión para tomar la decisión fue saber de la muerte de 4 soldados dentro de un jeep.
Ahí supo que quería ingresar a Liceo Militar con 14 años.
Su llegada a esas aulas coincidió con los hechos que dieron inicio al Golpe de Estado en febrero de 1973.
La carrera militar ha sido su vida. Estuvo 46 años dedicado a ella iniciando como estudiante y culminando como comandante en jefe del Ejército.
Hubo en el camino misiones de paz en Irán e Irak, también en Mozambique y tantas otras.
Todas ellas las califica como enriquecedoras, a pesar del peligro reinante que había en las diversas zonas en las que estuvo.
Allí se valora el país que es Uruguay, sobre todo ante el peligro constante para circular por las calles con el que se encontró.
Su apellido no pasó nunca desapercibido. Tiene a su padre y a su abuelo dentro la historia política del Uruguay y por portarlo se sintió siempre en la mira.
Viene de una familia en la cual siempre se habló de política.
La carrera militar lo obligó a hacer un paréntesis en ello, por lo apolítica que es constitucionalmente.
Reivindica la lucha del ejército contra la guerrilla. Señala que el verdadero objetivo de esta era la toma el poder, no beneficiar a los más necesitados.
Agrega que el Uruguay debería estar reconocido por el país que el ejército evitó en los años 60.
Admite que la guerrilla, cuando vino el Golpe de Estado estaba controlada, pero no dominada debido a las situaciones reinantes en la región.
Reflexiona sobre el golpe e indica que el mismo obedeció a determinada situaciones que entendieron quienes estaban en la conducción de las FF. AA, algo con lo que es crítico y toma distancia.
“Entendieron que había episodios de corrupción, los que estaban a la cabeza de la FF. AA y que no alcanzaba con desarmar la guerrilla sino ir más allá.”
Lamenta que al MLN se le “perdona” su accionar en los años 60 y a la familia militar se la estigmatiza.
Lo ubica como consecuencia de que muchos han tenido la capacidad de imponer una historia, o un relato a medida donde quienes fueron defensores del Estado de Derecho y salvaron al país de no caer en una dictadura guerrillera, hoy son los malos, asesinos, torturadores y quienes se alzaron en armas contra las instituciones democráticas, son los buenos.
Sobre los detenidos desaparecidos afirma que los que pueden aportar información están muertos en su mayoría y los quedan pueden creer que estaban sepultados en determinados lugares que ya no están luego de la llamada operación zanahoria a fines de 1984, donde se desenterraron y lanzaron al río de la Plata.
Como militar nunca calló. Si bien tuvo arrestos o pasaje a retiro al final de su carrera, cree que los militares no tienen sindicato y si no habla el ministro tienen derecho a hablar los comandantes.
Cuando dejó el ejército comprendió que solo estando en la política podía llevar adelante los cambios que pensaba y por ello armó un nuevo partido.
Reivindica la campaña de recolección de firmas que lleva adelante en soledad y señala que hay una situación de abuso sobre ciudadanos de a pie a los que se les exigen intereses de usura, de más del 100% y donde el Estado también es usurero con servicios o DGI y BPS.
Su propuesta limita los intereses a cobrar, hacia adelante y para atrás reestructura la deuda de más de un millón de uruguayos transformándola en una deuda justa y posible de pagar.
También repasa la importancia de la coalición republicana.
Señala que es la herramienta posible y necesaria para continuar los cambios en el Uruguay, pero no suficiente.
No obstante, no deja de reconocer diferencias en ella.
“Obedece a una necesidad. Lo que pasa es que hay visiones diferentes y es difícil lograr mayorías para cambiar determina realidad” señala.
Sabe que la marcha atrás es el camino en caso que la coalición pierda, algo que tiene claro puede suceder y califica los años de gobiernos frenteamplistas como años donde se propició “el desmadre, en seguridad, se naturalizó el consumo de drogas y se utilizó la ideología de género con fines políticos buscando la fragmentación de la sociedad”.
Para el senador, el próximo candidato a la presidencia por la coalición deberá ser creíble, tener claro los problemas y tomar el toro por los cuernos.
Se postulará por Cabildo Abierto y no descarta, si gana, ira buscar a los mejores para los distintos lugares, sean del partido que sean.
Le cambia el rostro cuando se le consulta sobre su esposa, la ex Ministra Irene Moreira y lo ocurrido, algo que derivó en la solicitud de renuncia de la ex jerarca por parte del presidente.
Asegura que Moreira no cometió delito alguno, ni hubo perjuicio al Estado, pero le molesta que se haya querido imponer, con éxito, que fue un acto de corrupción cuando no lo fue.
“Fue una canallada, se buscó imponer la idea que Cabildo es lo mismo que los demás. A eso se prestaron blancos, colorados y medios, a lo que el frente amplio aplaudió”.
No oculta su dolor y afirma que lo sintió “como una puñalada” del presidente Luis Lacalle porque no se le dio la posibilidad de defenderse a Moreira como si la tuvieron otros ministros en casos de mayor gravedad.
No tiene duda algún que lo ocurrido obedeció a una represalia porque pocos días antes había tenido un encontronazo con Lacalle Pou por el tema de la Reforma de la Seguridad Social.
Sobre los recientes episodios ocurridos, Manini señaló que el presidente es responsable porque el día que asumió dijo en el Parlamento que todo lo bueno y lo malo que ocurriera en el gobierno era su responsabilidad.
“A confesión de partes relevo de pruebas” agregó, lo que no quiere decir que sea culpable, pero el cuadro lo armó él.
Señaló que el mandatario no lo defraudó en el ejercicio de la función, si en la forma que actuó cuando se trató de Cabildo Abierto.
“Si él es presidente en buena medida fue porque Cabildo irrumpió en la campaña y tuvo los votos que tuvo y que de otra manera iban a ir al Frente Amplio, eso debería haberlo reconocido. Le debe mucho a Cabildo y nunca tuvo un gesto de hidalguía en reconocerlo”.
Sobre las próximas elecciones, Manini Ríos sostuvo que está en riesgo la continuidad de la coalición porque se han cometido errores, pero la oposición también. “Hay que ver quien comete más, es suma y resta y la gente laudará”.
A la hora de hablar de su familia contó que conoció a su esposa en los años 80.
Confiesa que le habría gustado haber estado más presente en la vida de sus hijos, pero sus ausencias fueron varias por misiones de paz o su trabajo.
Guido Manini Ríos es el protagonista de un nuevo RETRATO HABLADO, de Grupo Portada.