Nació en Goes, es fanática del carnaval y guarda lo que ella misma denomina como “hermosos recuerdos de familia”.
Eran de clase media baja, pero existía el respeto, la educación y los valores. En sus cumpleaños no había confitería, pero sí elaboración casera que hacía su madre para celebrarlos.
Recuerda los vecinos que sacaban la silla para tomar mate en la vereda, los corsos, los desfiles y no duda en resumir esos años en pocas palabras, “tengo mucho de barrio”.
Las carencias en su casa la prepararon para la vida donde hoy reconoce que nunca tuvo una ambición exagerada. “Valoro mucho lo poco que tengo”.
Estudió profesorado de literatura, idioma español y servicio social.
Todo lo fue dejando porque siempre le gustó el teatro. Sus padres le recomendaban estudiar y después haces eso(por el teatro) hasta que dio el examen en la EMAD, la escuela municipal de arte dramático, e ingresó.
El recuerdo de sus padres está presente. Su madre fue su fan número uno y la ayudaba hasta a pasar letra. Su padre sin embargo nunca la llegó a ver actuar.
Si bien estudió, también trabajó. Ingresó en la Intendencia de Montevideo por concurso en el año 1979.
Nunca le fue bien cuando pidió hacer actividades culturales, lo que la desencantó de la política. Imaginó que con un gobierno del Frente Amplio en la Intendencia se le generarían más oportunidades, pero no fue así.
Nunca hizo carrera administrativa y la liquidación de su jubilación fue magra.
Se considera apolítica, algo que le cuesta porque creyó en un partido, pero se decepcionó. ¿Los que no ponemos una bandera en el balcón o en el auto la tenemos que seguir peleando?, se pregunta. Seguidora del general Liber Seregni, no duda en señalar que si este “abriera los ojos los cerraría otra vez”.
Quiso hacer humor y le pidió a Alberto Candeau que la vinculara, algo que hizo a través de Decalegrón, pero allí tuvo que hacer banco más de un año hasta que la llamaron para una participación.
El éxito no vino de golpe, pero con el tiempo llegó. “Si miro hacia atrás fui mimada por los medios, pero nada es gratis, fue entregarme a mi pasión hace más de 40 años”.
Considera que si bien pagó derecho de piso, aún sigue haciéndolo en su carrera, pero rescata que “lo hermoso que he sacado es el cariño de la gente”.
Fue productora teatral, casi que por supervivencia, porque eso “ aparece cuando no te llaman y empezas a encarar un proyecto”.
No fue una mujer de los boliches como acostumbraba la profesión teatral y eso no le permitió vincularse más, pero tenía que estudiar y trabajar.
Representó a Uruguay en el legendario programa “el show de Cristina” donde improvisó. Viajó con lo puesto y con el vestuario en una bolsa de nylon, pero ganó.
Su lucha contra el cáncer la marcó. Hoy señala que le parece haber vivido un sueño. Sintió una puntada leve en el abdomen y fue a la sociedad, donde quedó internada. Tenía un tumor de unos 15 centímetros que le fue extirpado con éxito. “Traté de no pensar, fue como un sueño, pero siempre pensé, va a pasar lo que tenga que pasar”. Considera que hay enfermedades que tenemos todos, pero que se despiertan en el cuerpo cuando vivimos cosas muy fuertes en la vida.
Es pasional y emocional y una convencida que con la pandemia la humanidad no aprendió nada.
Hoy tiene dos obras en cartel, “No te quedes con las ganas” donde resalta que la vida es hoy, equivocarnos no está mal y lo peor es cuando no intentamos o no arriesgamos. Pero también “Mi madre, mi novia y yo” una comedia que va los sábados. También está preparando un espectáculo de tangos, llamado “Aromas del tango”, la historia de aquellos tangos que la marcaron.
Graciela Rodríguez, actriz, humorista, es la protagonista de un nuevo Retrato Hablado de Grupo Portada, en alianza de contenidos con Canal 2 y VTV.