Tuvo infancia que califica como “linda” y “libre”, plasmada de juegos y amigos, donde la calle y la vereda era su mundo, en un país donde uno podía ausentarse varias horas y no pasaba nada.
Pensó en estudiar psicología, pero la seducción del poder de la voz en la radio pudo más y se acercó.
Tenía 19 años cuando sintió el llamado de la profesión. Nunca le había prestado atención a las señales que le indicaban que ese podía ser su camino, sin embargo, probó suerte y se anotó en un curso de locución radial que impartía el Centro de la Imagen y la Palabra, que dirigía Cristina Morán y Mirta Acevedo.
El ojo de una grande entre las grandes captó que ella tenía materia prima y la invitó a hacer locución televisiva, a sabiendas que no la dejaría partir así nomás.
Después vino el convite para ser parte del programa En Compañía, que la propia Morán tenía en Canal 5.
Recuerda a Cristina con mucho cariño y la describe como una maestra que rompió el molde en Uruguay, dejó un legado, le abrió las puertas de la televisión y entabló con ella una amistad.
La televisión la atrapó y no la soltó por más de 30 años, al punto de ser de las pocas mujeres que atravesó los 4 canales de aire del Uruguay.
Desde Reporte SNS en el 5, donde fue el rostro más conocido del interior del país junto a Daniel Bianchi, pasando por Subrayado, Agenda Confidencial en Canal 12, donde hizo escuela con Néber Araujo, Telemundo 12, hasta Buen Día en canal 4.
Se fogueó, como se suele decir en esta profesión, en Canal 10, porque la calle enseña y mucho.
Plantones en reuniones que no terminan nunca, conferencias de prensa eternas, móviles en vivo que fallan, la improvisación a la orden del día y cientos de contratiempos que aprendió a superar con la escuela de haber trabajado años con recursos tan magros como los que tenía el canal del estado.
Destacó en radio Metrópolis, Setiembre, Radio Futura, Océano FM, entre otras, y sus mejores recuerdos son de esta última emisora por todo lo que movió el dial en ese entonces y el contexto.
La emisora se había mudado al local donde funcionaba Zum-Zum y la gente podía ver como se hacía radio.
Se animó a hablar de sexo en un Uruguay pacato y pudoroso y lo hizo junto a Gastón Boero.
Recuerda esa etapa como muy importante porque se empezó a hablar del tema en las familias y el encendido fue brutal, así como el aporte a la comunidad.
El cáncer golpeó su puerta y la hizo replantearse la vida entera. Con la fuerza de una leona lo enfrentó y lo venció, pero de todo eso sacó enseñanzas.
Hoy vive sin estrés. En el lugar en el mundo que eligió para compartir con su compañero de vida, junto a la tierra, junto a sus plantas, disfrutando de cada amanecer y atardecer, algo que parece básico para muchos, pero atesorado por pocos.
Desde allí lleva adelante, porque la profesión le sigue tirando, un programa relacionado con el cuidado del medio ambiente, “VerdeAgua”, desde donde busca concientizar.
Su abuelo era ingeniero agrónomo y de allí vienen sus raíces en ese tema.
Siempre tuvo una veta de periodismo ambiental y hoy está en plataformas digitales con ese proyecto.
Es una enamorada de la vida, y tal como decía Robin Williams en “La Sociedad de los Poetas Muertos”, (cita textual), “Fui a los bosques porque quería vivir deliberadamente. Quería vivir profundamente y extraer toda la médula de la vida”.
Esa ha sido su vida desde que llegó a Maldonado desde donde se sigue proyectando. Sabe que el bichito de la comunicación está activo y más temprano que tarde volverá, pero con todo lo vivido, será bajo sus condiciones.
De eso se trata la vida de Claudia García, conductora, periodista, mujer. Protagonista de un nuevo RETRATO HABLADO, de Grupo Portada.