Tuvo una infancia feliz. La recuerda de una manera muy especial, “perdíamos el tiempo en divertirnos”.
Hoy en día se habla con sus amigos de época y se enorgullece de ello.
No recuerda exactamente cómo nació su vocación, pero considera que fue innata.
Siempre fue divertido y esa es la clave que lo ayudó.
Hizo la colimba y fue policía. Defiende la colimba y dijo que enseña mucho, el respeto, la higiene, pero sin castigo obviamente. Ahí aprendió a saludar. De allí vienen las reglas y se aprenden.
A los 15 años su padre le firmó un permiso para trabajar en las noches y allí se hizo en el mundo laboral. Ingresó a canal 7 de argentina, el primer canal que se vio en el vecino país.
Considera que el humor es el 80% de la televisión.
Tuvo una banda de joven, los Hot Blowers con los que tocó una noche en un submarino y cobraron cuatro veces por la demora que les ocasionó el evento.
Quiso aprender dibujo publicitario y terminó tocando el Trombón.
No quiso ser parte de polémica en el bar cuando Gerardo Sofovich le dijo que tenía que criticar a Jorge Porcel, lo que nunca quiso hacer y se perdió la oportunidad.
Luego cruzó el charco y vino a probar suerte a Uruguay. Recuerda que llamaba todas las noches a sus padres por teléfono cuando vino porque siempre fue muy familiero.
Entró a Canal 12 y allí hizo carrera. Osvaldo y Hugo Fattoruso y Rúben Rada marcaron su vida.
Con Alberto Olmedo recuerda que eran muy amigos. Incluso lo trajo a Punta del Este donde el entonces rey del humor compró una casa y le puso Piluso.
No se considera un ciudadano ilustre, sino un tipo que se divirtió mucho trabajando. “Tuve mucha suerte”, confiesa hoy.
Luego de ver su vida en perspectiva, ve una vida grata y dulce.
Considera que hacer televisión es tener la llave prestada para entrar en los hogares.
Comediante, actor, conductor de TV y músico que hizo grandes éxitos que quedarán en el eterno recuerdo de la televisión uruguaya.
Para Grupo Portada, es un honor haber podido entrevistar en este Retrato Hablado a Cacho de la Cruz.